Las elecciones se anticipan porque el clamor contra Zapatero, el peor presidente de nuestra historia democrática, se había vuelto demasiado estruendoso como para ignorarlo durante más tiempo.

Se presentó como el presidente del talante y ciertamente así ha sido con ETA y su brazo político, pero para las víctimas que nos oponemos al proceso de negociación ese talante ha brillado por su ausencia.

Zapatero se marcha sin haber conseguido ahogar las ansias de verdad de las víctimas del 11-M y de todos los españoles. Zapatero es ya historia; las investigaciones del 11-M, no.

Las ilegalidades cometidas en aquella negociación (como el caso Faisán, un ignominioso chivatazo a terroristas que iban a ser detenidos) han perseguido a Zapatero y a su ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, durante toda esta segunda legislatura

La razón por la que Rodríguez Zapatero tiene un puesto reservado en la Historia de España es por ser él quien dirigió la destrucción de esa obra política, que tantas ilusiones había despertado y tantas horas de trabajo había requerido.

Para bien o para mal, Zapatero ha puesto sobre la mesa la viabilidad o inviabilidad de España como Estado y como nación.

El problema es que, al retrasar a noviembre lo que podría celebrarse en septiembre, se demora también en más de tres meses la aprobación de los presupuestos para 2012.

Lo que no es en absoluto previsible es que Zapatero vaya a tener que afrontar unas consecuencias a la altura de los efectos de su gestión.

Durante estos siete años, internet ha sido para el Gobierno y el PSOE una vía más para hacer propaganda, que siempre ha sido su especialidad. Pero cuando ha tenido que mojarse, ha preferido alinearse con los lobbys afines ya establecidos.

Bueno, pues ya está. En tres meses se habrá acabado lo que nunca debió empezar. Ahora sólo falta que Rajoy no desee zapatear y que Rubalcaba no apueste por convertir la calle española en el tumulto griego

En una democracia normal, con independencia judicial y una oposición digna de ese nombre, la cuarta parte de este currículo habría dado con este sujeto en la cárcel.

La España que nos dejas suena a coña, / a estúpido entremés para el rebaño. / La España que nos dejas es de amaño, / de puño, de albañal y de ponzoña.

Hasta el 20 de noviembre, esto sigue siendo real. El caso Faisán sólo es el símbolo de una determinada manera de entender las relaciones con la banda terrorista.

La LOE ha representado también otra vuelta de rosca en el proceso de una concepción marcadamente estatista de nuestro sistema educativo. Un proceso que viene de atrás y que se ha instalado en nuestra cultura a costa de la libertad social.