Por paradójico que parezca, la incredulidad respecto a la proclamación de la independencia fomenta el voto a los partidarios de proclamar la independencia.
No fue a resolver ningún problema a Cuba. Ni siquiera el del embargo. Fue a hablar, y a hablar boberías, como cualquier politiquero 'letrinoamericano'.
Hay quien critica estos bandazos ideológicos de Pedro/Pere Sánchez, pero su incoherencia encaja perfectamente con las peculiaridades de la campaña catalana.