La Universidad de Valencia no ha aparecido jamás en ninguna lista internacional de excelencia corporativa. Ni hay el menor riesgo de que vaya a hacerlo.
En este como en tantos otros ámbitos, mientras el Gobierno no cumpla su deber de hacer cumplir la ley, seguirá haciéndose cómplice de quienes la infringen.
Aquella consigna ha pasado de moda. Al menos por ahora los castristas recibirán al presidente de la potencia enemiga como a un gran amigo de los tiranos.