Cierto, Wilders no estará en persona en el Gobierno, pero sus ideas sí. Han impregnando la política del país y no desaparecerán de un día para el otro.
Todos los partidos, en mayor o menor medida, se han terminado bajando los pantalones ante un gremio que, además de ser absolutamente minoritario, disfruta de unas prebendas absurdas y bochornosas.
Se rien de esa parte de la sociedad que pretende seguir formando parte de España a pesar de los Puigdemones y Junqueros y hasta del propio Gobierno de la Nación.
El Poder Judicial y el Ejecutivo hacen política, y el Legislativo es incapaz de distinguir entre la autoridad y el autoritarismo. Nadie hace lo que debe.