La reforma, gracias a la cual se celebraron aquellas primeras elecciones democráticas, tenía un pecado original que la izquierda todavía no le ha perdonado.
Ni un gramo de superioridad moral tiene la extrema izquierda comunista, que debería perdón durante 100 millones de años por esos 100 millones de muertos.
Europa tiene dos opciones: continuar por el camino que conduce al suicidio lento y doloroso o tomar medidas mucho más contundentes que las que criticaban a Israel.
Transcurridas cuatro décadas desde las primeras elecciones libres, 'decadencia' es en mi opinión la palabra que mejor define la actual situación política.