El Gobierno tiene la insoslayable responsabilidad de poner fin a los desmanes de los golpistas, que en su insensata y criminosa huida hacia delante están dispuestos a llevarse por delante el bienestar de varias generaciones de catalanes.
La Cataluña que estaba desterrada del espacio público ha salido a ocuparlo. La Cataluña que estaba silenciada y silenciosa ha roto a hablar. Ya nada será igual.
La mayoría de los independentistas reconoce que Pujol puso la primera piedra y construyó todas las estructura de Estado que requerían los nacionalistas para dar un golpe de Estado con posibilidades de éxito.