Cuando ya parecía que la vieja Convergència iba camino del desván de la historia, el candidato Miquel Iceta pretende hacerla revivir en la piel del PSC.
Sí hay algo para lo que Puigdemont ha sido involuntariamente útil: para que muchos españoles hayan descubierto que les gusta serlo y les gusta su bandera
Los que han contribuido a pergeñar todo el artificio intelectual, incluido el jurídico, que ha acompañado al golpe han recibido premio. No hay más que verlos.
La izquierda, según Guerra, habría cometido el "error histórico", de haber "regalado la bandera, el concepto de España y casi la Constitución" a la derecha.
El PP se ha apuntado a la "lucha contra los desahucios" y a la "lucha contra la pobreza energética", dos banderas de la izquierda que ha juzgado conveniente compartir.
Estas memorias no son un ajuste de cuentas ni una disculpa. Son el testimonio de una larga vida, truncada por el totalitarismo marxista y la persecución a muerte de los antiguos camaradas.