Si los sediciosos revalidan su derecho a seguir gobernando lo harán, sin duda, con el refuerzo moral que les otorgará la victoria en una consulta democrática e impoluta.
De lo que se trata es de que el discurso nacional contra la corrupción y la regeneración lo sea de verdad en todas partes, no sólo en Madrid y Cataluña.
Dejar la educación en manos de los separatistas sería más que un error estratégico: sería una traición a los indefensos escolares catalanes, a los valores que informan la Constitución y a la propia Cataluña, así como al resto de España.
"El problema está entablado entre la España lemosina, aria de origen (...), y la España castellana, cuyos elementos presemíticos y semíticos (...) la han paralizado".
El más miserable de los dogmas del feminismo de género es el que dice que el sexo masculino como un todo ha organizado, histórica y estructuralmente, una caza en manada contra las mujeres.