Viven en una democracia tan absurda que permite a sus enemigos declarados tener presencia en las instituciones y vivir de los recursos de la nación que quieren destruir.
¡Con qué frivolidad se han apresurado a ceder ante el tono conciliador del nuevo presidente del Parlamento catalán periodistas y políticos equidistantes!
En eso que Iglesias llama despectivamente "guerra de banderas" se juega una partida trascendental para la prosperidad de España y la igualdad de sus habitantes.
Cebrián lamenta que los independentistas catalanes hayan roto la alianza entre nacionalistas e izquierdistas que González y él apadrinaron y que ZP intentó argamasar.
Las democracias liberales occidentales deben recuperar, reivindicar y desarrollar los elementos que las hicieron grandes: la apertura, la igualdad de derechos civiles y la confianza social.