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Borja Prieto

Paquetes estimulantes

Ahora que las cosas han cambiado, alguna de esas personas que sigue teniendo mucho dinero podría pensar en invertir en tecnología, pero los planes de Zapatero para apuntalar sectores y empresas que deberían transformarse impiden que lo haga.

Parece increíble que tenga que ser un actor como Kelsey Grammer (conocido por su papel como Frasier) el que le cante las verdades a Obama: que su paquete de estímulos recompensa a los malhechores. Y es que todo lo que se les ha ocurrido a los políticos, a uno y otro lado del océano, es echar montañas ingentes de dinero en los sectores con más problemas.  

De modo que lo que consiguen es que los problemas se enquisten, en lugar de facilitar que el dinero se mueva a otros sectores que podrían ser más rentables y a empresas que pueden ser competitivas. Por ejemplo, a las tecnológicas. Hace un par de años, era impensable que ninguna persona con dinero lo invirtiera en nada que no fuera el ladrillo. Con rentabilidades por encima del 30% anual, y prácticamente seguras, ¿quién va a preferir dar su dinero a unos chicos que dicen que han inventado no sé qué cosa de interné? Ahora que las cosas han cambiado, alguna de esas personas que sigue teniendo mucho dinero podría pensar en invertir en tecnología, pero los planes de Zapatero para apuntalar sectores y empresas que deberían transformarse impiden que lo haga.

Al Gobierno, a todos los gobiernos, se les llena la boca hablando de I+D+i, de ayudas, subvenciones, estímulos, desarrollo tecnológico y cosas así. Y también intentan poner su granito de arena, ya que no lo hace el sector privado. Evidentemente, lo único que se les ocurre es dar millones de euros en subvenciones, pero imponiendo unos requisitos y un procedimiento de selección que hacen que sólo las empresas más grandes puedan beneficiarse de esas ayudas. 

Mientras, chicos con buenas ideas, que podrían dar trabajo y crear riqueza, se esfuerzan por sacar adelante a sus empresas a base de pasión y voluntad, ya que con mucho dinero no pueden contar. Gente como la que acude cada mes a Iniciador, o al First Tuesday, a aprender de otros que han conseguido convertir una de esas ideas en una empresa hecha y derecha, que crea puestos de trabajo y que genera riqueza. Eventos, por cierto, no organizados por patronales, cámaras de comercio o ministerios.

Hace unos días Mark Cuban, multimillonario gracias a internet, anunció su propio plan de estímulo para la economía: invertirá en negocios que sean capaces de generar ingresos en tres meses. Según él, emprendedor hasta la médula, lo que se necesita es ayudar a empresas que con un empujón puedan echar a rodar, generar puestos de trabajo y ganar dinero. 

A mí, qué quieren que les diga, me estimula más el paquete de Cuban que el de Obama. El dinero que reciban estas empresas no saldrá a la fuerza de ningún bolsillo, y no irá a parar a ningún malhechor. Si Cuban acierta, ganará aún más dinero y hará ganar dinero a las empresas en las que invierta; si se equivoca, solo él pierde. Con los estimulantes planes de Obama y Zapatero, no sé si ganarán los malhechores, pero lo que es seguro es que perdemos todos los que pagamos impuestos.

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