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Agapito Maestre

Un paisano de Lazcano

Quería que lo viesen y se arriesgaba a que lo metieran en la cárcel. ¿Qué menos que eso podía esperarse de un hombre con dignidad al que le han destruido su casa y querían quitarle la vida?

Un paisano de Lazcano ha destrozado una "herriko taberna" valiéndose de una maza. Pero los cobardes nacionalistas, como no podía esperarse otra cosa de este personal, han metido en la cárcel al único paisano que ha respondido con valor a un atentado de ETA. Han encerrado al hombre de la maza y con él han querido matar la dignidad de un hombre con coraje. Nadie me hallará nunca alentando a la violencia, pero jamás seré el último en reconocer una muestra de valor, incluso de coraje violento. Desconozco si existe o no algún tipo de violencia liberadora, pero creo haberla vislumbrado al leer la noticia sobre ese hombre que ha arremetido contra un local de ETA a plena luz del día.

He sentido que todavía quedaba alguien con fuerza y coraje para enfrentarse a los crímenes de ETA y la dictadura nacionalista. Sin embargo, un tal Albisu, alcalde del PNV en Lazcano, ha criticado los métodos violentos utilizados por uno de sus paisanos contra una taberna de los proetarras. ¡Fino alcalde! El paisano en cuestión no ha matado a nadie. Tampoco tenía pretensión de agredir a ninguna persona. Sólo quería ejercer un acto de rebelión contra ETA, porque el lunes pasado sus pistoleros destrozaron su casa y, juntos a otros vecinos, intentaron matarlo. Pero él, por fortuna, no ha respondido con el ojo por ojo, sino con un aviso de lo que pudiera caerle a los criminales de ETA si hubiera muchos hombres dispuestos a utilizar la maza no contra las personas sino contra las pertenencias de ETA.

Aunque con cierta relajación en la interpretación, nadie negará que el paisano de Lazcano actuaba respetando el Sermón de la Montaña. Lejos estaba de su intención agredir nadie, de hecho ninguna persona ha resultado dañada, pero quería dejar claro que sólo se puede acabar con esta gente plantándole cara. Trataba de hacer exactamente lo contrario de lo que hace el PNV con ETA. Tomó, pues, una maza y a plena luz del día destrozó el lugar de reunión de los asesinos. Quería que lo viesen y se arriesgaba a que lo metieran en la cárcel. ¿Qué menos que eso podía esperarse de un hombre con dignidad al que le han destruido su casa y querían quitarle la vida? No seré yo quien me ponga exquisito ante un hombre con coraje. No apruebo su acción, o mejor dicho, quizá yo no tendría valor suficiente para hacerlo, pero comprendo la rabia de este paisano. Y quien no lo entienda, o lo persiga, diré que es un cínico. O, algo peor, un canalla al servicio de ETA.

El hombre de la maza arremetiendo contra los criminales de ETA es todo un símbolo democrático. Es una manera decente de responder a los enjuagues de las elites políticas nacionalistas y socialistas en el País Vasco.

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