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EDITORIAL

Zapatero “aterra” a Krugman

Conviene destacar el contraste entre quien, como Krugman, señala que el camino para la salida de la crisis en España "será doloroso o extremadamente doloroso", y quien, como Zapatero, insiste en negar la realidad.

No sabemos si es cierto el rumor que corre por internet que asegura que el presidente del Gobierno habría pedido a la Confederación de Empresarios Andaluces la versión íntegra de la conferencia que ha dado en Sevilla el premio Nobel de Economía de este año, Paul Krugman, en la que éste acaba de anunciar que la crisis económica en España durará entre cinco y siete años, y eso pese a que en ese mismo período la Unión Europea gozará de un crecimiento de entre el 2 y el 3 por ciento del PIB.

De lo que no nos cabe duda es de la conmoción que van a producir las "aterradoras" predicciones que ha hecho Krugman de la economía española, por cuanto no provienen del principal líder de la oposición, –al que Zapatero puede denigrar como un "catastrofista" que "no arrima el hombro"– ni tampoco de un economista liberal, al que Zapatero podría desdeñar despectivamente como "neoconservador", sino, por el contrario, de uno de los economistas keynesianos más queridos por la "progresía" internacional, en general, y por el Gobierno de Zapatero muy en particular.

Ciertamente, para un presidente como ZP, que hasta hace nada negaba la existencia de la crisis y que aun ahora asegura que saldremos vigorosamente de ella el próximo año, con una mejora de los datos del paro a partir de esta misma primavera, debe haber sido un auténtico jarro de agua fría ver a su apreciado gurú económico desmarcarse de las últimas previsiones para España del Fondo Monetario Internacional, por considerarlas "demasiado optimistas", y ello a pesar de que éstas pronostican una caída del 1,7% del PIB para este año. Y es que, para Krugman, nuestro país está en peor situación que nuestros vecinos europeos pues "los salarios en España y los precios son insostenibles y no están alineados con su situación económica", lo que hará que nuestro país necesite "una deflación relativa del 15 por ciento", lo que tiene bastante que ver con la liberalización del mercado laboral (reducción del coste que suponen los trabajadores para los empresarios) que el PSOE se sigue negando a aprobar.

Por discutible o arbitraria que pueda resultar la cuantía de la reducción de los salarios propuesta por Krugman; por conveniente que fuera que no sólo los trabajadores, sino especialmente el Estado, se apretaran el cinturón con una drástica reducción del gasto público y de las cotizaciones sociales (de modo que se evitara minorar los sueldos), lo que queremos destacar es el contraste entre quien, como Krugman, señala que el camino para la salida de la crisis en España "será doloroso o extremadamente doloroso" y quien, como Zapatero insiste en negar la realidad al afirmar que "si hoy la economía española está mejor preparada para enfrentar la crisis económica es por nuestro mayor desarrollo tecnológico y capacidad innovadora". Y esto lo dice el mismo político que acaba de dar marcha atrás en las rebajas tributarias a las empresas que apuesten por la I+D y cuya nación ocupa en materia escolar uno de los últimos vagones de Europa, según ha puesto de manifiesto el informe Bolonia.

Claro que la mayor desfachatez de Zapatero ha sido la de enviar una copia del Plan E al estadounidense, como si este proyecto de gasto público fuese una apuesta por esas reformas estructurales de calado tan necesarias para nuestra economía; reformas que incluso defiende un economista keynesiano del que tanto nos separa como Krugman.

Por mucho que ZP trate de llevarse el ascua a su sardina, lo que está claro es que Krugman "le ha salido rana" en su deseo de seguir poniendo buena cara a la ciudadanía en lugar de afrontar la situación económica en la que estamos. Lo malo para los españoles es que quien nos "ha salido rana", y desde hace ya mucho tiempo, es nuestro presidente.

En Libre Mercado

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