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José Luis Sardón

La crisis y el Gobierno

Fue a partir del anunció de un "paquete de rescate" por unos 700 mil millones de dólares, defendido en un memorándum de apenas dos páginas y media, cuando los mercados financieros mundiales entraron en una espiral de pánico.

La actual crisis financiera mundial, al parecer se desató el 15 de septiembre de 2008, tras el anuncio de la quiebra de Lehman Brothers. Esta versión indica que fue un error permitir el colapso de ese banco de inversión, cuyo volumen de actividad era similar al PIB de México.

Sin embargo, el economista John B. Taylor estudió la evolución de la tasa de interés Libor-OIS entre septiembre y noviembre del año pasado, llegando a una conclusión muy diferente en su libro, Getting Off Track, recién publicado por Hoover Institution.

Según ese análisis, la quiebra de Lehman Brothers sí tuvo, realmente, un impacto en los mercados financieros. Sin embargo, ese impacto es minúsculo en comparación con el causado por la reacción del Gobierno federal de Estados Unidos frente a esa quiebra.

La explosión de la tasa Libor-OIS no empezó el lunes 15 de septiembre del año pasado, sino una semana más tarde, el 23 de septiembre, luego del anuncio del "bailout" (rescate) por parte del presidente de la Reserva Federal y del secretario del Tesoro, los señores Ben Bernanke y Henry Paulson, hablando en el Congreso.

Fue a partir del anunció de un "paquete de rescate" por unos 700 mil millones de dólares, defendido en un memorándum de apenas dos páginas y media, cuando los mercados financieros mundiales entraron en una espiral de pánico.

Posteriormente, los mercados financieros han seguido inquietos, generando una clara tendencia a la disminución de la actividad económica en casi todos los sectores de la economía. Pero el estudio de John Taylor presenta algo básico que deben tener presente las autoridades económicas y financieras: es muy importante no actuar a la desesperada. Cuando las cosas no están claras, resulta preferible abstenerse. En las crisis, como mantenía Nicolás de Piérola, "abstenerse es obrar"

Las intervenciones gubernamentales en los mercados deben estar muy justificadas y deben mantener una lógica clara y consistente. También deben transmitir un mensaje de respeto hacia los mecanismos del mercado, que no son otra cosa que los individuos decidiendo sobre lo que les pertenece.

Lo peor que pueden hacer hoy los políticos es aprovechar el pánico para ponerle la mano a lo que no es de ellos. Si lo hacen, los mercados seguirán reaccionando mal.

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