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Gina Montaner

Cuando calienta el sol aquí en la playa

En este culebrón de comienzos del tercer milenio no habrá castigos con fuegos eternos o el tatuaje de una letra escarlata. Más bien, podría haber boda a la vista y el trasvase del famoso cura a las filas anglicanas.

"...Siento tu cuerpo vibrar dentro de mí...". Era la típica canción del verano que se iba como había llegado: un estribillo pegajoso como la brisa suave que se lleva la corriente. Los meses estivales se apagaban y con ellos el enamoramiento juvenil a orillas del mar: "Es tu palpitar, es tu cara, es tu pelo, son tus besos, me estremezco ¡Oh, oh, oh!".

El Padre Alberto Cutié, conocido en Estados Unidos y Latinoamérica por sus programas de televisión y una columna de consejos espirituales, ha confirmado su relación con una mujer divorciada en una entrevista que ha concedido a la cadena Univisión. El popular sacerdote, que la prensa norteamericana ha llegado a comparar con la presentadora Ophrah Winfrey, se ha encargado de aclarar los rumores que se dispararon tras la publicación de unas fotos comprometedoras en la revista TV Notas

La canícula se presentaba aburrida y sin grandes novedades cuando, gracias a la astucia de un paparazzo a la caza de famosos en Miami Beach, el romance del Padre Alberto se ha convertido en la canción de este verano. El estribillo más repetido. La balada más entonada. La telenovela más anticipada. Un revival a ritmo miamense de El pájaro espino, sólo que esta vez el cura deseado no es el clérigo australiano Ralph de Bricassart, sino un sacerdote cubanoamericano de la era moderna y mediática acostumbrado a acudir a saraos y ser parte de los celebrities. Ahora su historia de amor ocupa las páginas de los principales diarios del país y en CNN invitan a expertos para discutir si el celibato en la Iglesia comienza a ser cosa del pasado.

Las fotos en cuestión muestran al Padre Alberto y una atractiva desconocida haciéndose carantoñas y arrumacos sobre la arena fina de Miami Beach bajo un sol espléndido. La fantasía de la gente se encendió con las imágenes y fue inevitable evocar de nuevo a Richard Chamberlain y la preciosa Rachel Ward sufriendo horrores por intentar reprimir lo inevitable: el deseo a borbotones. El aleteo de las hormonas a todo vapor. El amor que se escapaba del peso de la sotana. Los susurros separados por la celosía del confesionario. Sólo el inmenso Leopoldo Alas "Clarín" podía superar el bestseller de Colleen Mac Cullogh con su formidable La Regenta, ambientada en la España oscura de la Restauración, donde Ana Ozores bebe los vientos por el Padre Fermín de Pas.

Si "Clarín" situó el tormento de los dos enamorados en una ciudad de provincias española a la que irónicamente le dio el nombre ficticio de Vetusta, la novela de la que el Padre Alberto es protagonista y galán absoluto se desarrolla en otra ciudad de provincias, donde se hacen corrillos a la salida de la iglesia porque no hay nada que despierte más ardores que la pasión ajena, sobre todo si es prohibida. Estábamos sedientos de otra Ana Ozores o una inocente Maggie Cleary, en brazos del ambicioso Padre Bricassart, dispuesto a renunciar a ella por escalar en la jerarquía eclesiástica. Era el año 1983 y la mini-serie de El pájaro espino hipnotizó a los televidentes con los amores imposibles de un hombre que en su carrera imparable hasta llegar a ser cardenal en Roma deja en el camino a la mujer de su vida y a un hijo cuya existencia desconoce. Llorábamos a mares con la desdichada Rachel Ward y la languidez púrpura de Richard Chamberlain.

El Padre Alberto, un hombre de su tiempo, ya ha aclarado que no es Don Fermín de Pas ni Bricassart. Todo parece indicar que su rendida acompañante no correrá la mala suerte de Ana Ozores y Maggie Cleary, víctimas de otras épocas mucho más implacables con las mujeres que se dejaban llevar por las palpitaciones de su corazón. En este culebrón de comienzos del tercer milenio no habrá castigos con fuegos eternos o el tatuaje de una letra escarlata. Más bien, podría haber boda a la vista y el trasvase del famoso cura a las filas anglicanas, donde contaría con el apoyo de muchos feligreses dispuestos a seguirlo.

La canción del verano, la número uno en el hit parade, ha de ser light y tan fácil de aprender que en seguida la olvidamos. El affaire del Padre Alberto ha sido como un día de playa bajo el sol caliente. "Es tu palpitar, tu recuerdo, mi locura, mi deliro, me estremezco ¡Oh, oh, oh!". 

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