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Agapito Maestre

Zapatero y sus apologistas

Estos propagandistas del PSOE, pobres, no soportan la democracia. Odian la libertad. Su resentimiento les impide comprender un suceso elemental: Zapatero está fuera de juego. Perdió las elecciones del 7 de junio. Ha dicho todo lo que tenía que decir.

Zapatero sigue huido. Las elecciones europeas le han abierto su jaula. No le que ha quedado otra solución que desaparecer de la escena. Se ha quedado sin lugar. No puede volver con aires de grandeza, porque no sabe qué decir ni qué hacer. Su papel está amortizado. Muerto. Sus ministros dan vueltas en las poltronas del Congreso sin hallar la oportunidad de explicar sus proyectos frustrados. Fracasados. Se diría que sus vidas están salpicadas de malestar. Peor aún, parecen vidas tan miserables como las historias que ocultan; por ejemplo, se imaginan qué dirán en privado sobre Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno, y la relación que mantiene con su familia, sus compañeros en el Consejo de Gobierno...

Los ministros se arrastran por la vida pública sin brújula que los oriente; unos, como el ministro de Trabajo, lloriquean por los parados, y otros, como si descubrieran ahora la crisis, venden la subida de impuestos como una novedad de la socialdemocracia. ¡Ay cuánta antigüedad esconde este Gobierno! Todos están perdidos. Las últimas elecciones europeas los han puesto en su sitio. Apenas son nada; poco más que "una isla roja", como dirían sus "hagiógrafos", en el mar popular europeo.

Sin embargo, los propagandistas "españoles" del populismo socialista no dejan de arremeter contra la posibilidad de alternancia política que ha quedado abierta con los resultados de las elecciones europeas. Las "correas mediáticas" –perdón por esta terrible expresión, pero es la que usan los acólitos de Zapatero– de los socialistas están tan ajadas y sucias que, lejos de caer en contradicciones, prefieren embarrarse en el delirio del resentido. Ese tipo de "analista" político, por llamarle algo, es incapaz de reconocer la excelencia de la alternativa democrática para una España mortecina y populachera, la "España" de Zapatero.

Por ejemplo, el otro día, un apologista de Zapatero, en El País, trataba de ridiculizar al PP como alternativa democrática, y terminaba su "plática" de mal historiador "zarandeando" cariñosamente al líder socialista. Le exigía que saliese de su "propia jaula" para enfrentarse a los del PP que son, según su mente atravesada de estalinismo, "en el orden simbólico, la confirmación del corte con la tradición democrática española."

He ahí la mirada sucia de un analista totalitario. Corrompida la fuente de su saber, sólo ve lo que lleva en su corazón, o sea, maldad antidemocrática. El PP es, según este publicista del PSOE, la "confirmación", insisto, "del corte con la tradición democrática española". ¿Qué será para este hombre la tradición democrática española? ¿Acaso fue democrática la política que trajo la Segunda República, que se instaló después de unas elecciones municipales? ¿O quizá la tradición "democrática" a la que se refiere este columnista es la Segunda República que perseguía y mataba a cristianos y disidentes?

Estos propagandistas del PSOE, pobres, no soportan la democracia. Odian la libertad. Su resentimiento les impide comprender un suceso elemental: Zapatero está fuera de juego. Perdió las elecciones del 7 de junio. Ha dicho todo lo que tenía que decir. La "memoria histórica" está finiquitada. La "alianza de civilizaciones" es el cachondeo de cualquier occidental ilustrado. El "aborto" libre y gratuito para las menores de edad lo combaten hasta los votantes socialistas. El rollo del laicismo come-curas no lo soportan ni los impostores "a lo Bono". Y, en fin, de la capacidad de gestión que el PSOE tiene de la crisis económica, lo mejor que puede decirse es que no sabe qué hacer, incluso desaparecerá la medida de los 400 euros para los más necesitado.

Así las cosas, creo que este tipo de apología de Zapatero es menos, muchísimo menos, que un esperpento periodístico; es la prueba del agotamiento del populismo negro que ha traído el PSOE en los últimos cinco años. 

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