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Florentino Portero

El reseteo de una relación compleja

El nuevo presidente norteamericano da signos de mayor debilidad y confusión doctrinal que su predecesor, pero también es cierto que la Administración Bush fue un ejemplo de división e incoherencia.

La secretaria de Estado ya había adelantado en su visita a Moscú la idea central de la nueva política norteamericana hacia Rusia, "resetearla". Para todo usuario del sistema operativo Windows el que un ordenador se "cuelgue" es un hecho normal que se soluciona apretando el mágico botón "reset", capaz de volver a encender el maldito ingenio a costa de perder parte de la información ¿Se trata de eso? ¿Piensa Obama que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia no son sustancialmente mejorables, pero que reiniciándolas se puede perder la memoria más reciente, de triste recuerdo, y llegar a algún tipo de status quo con Moscú?

La lectura de sus discursos no parece apuntar a objetivos muy ambiciosos. Tras la fluida retórica y la puesta en escena de este especialista en marketing político están los mismos argumentos de la Administración Bush. Cambia el envoltorio pero el contenido es el mismo. Las diferencias entre Bush y Obama son grandes, pero no así entre Rice y Clinton, ni entre la alta dirección del Departamento de Estado de hace un año y la actual. A la hora de la verdad Obama ha dicho a los dirigentes rusos lo mismo que en su momento les planteó Bush: Estados Unidos quiere lograr un buen entendimiento con Rusia para resolver conjuntamente temas de interés común; el programa nuclear iraní supone una amenaza inaceptable además de una grave crisis del régimen de no proliferación que animará a otros países a seguir por el mismo camino; la defensa contra misiles balísticos en vías de instalación en Europa es la primera respuesta a la amenaza nuclear iraní y si Rusia colabora a su desaparición no será necesario el despliegue de la defensa; la derrota del radicalismo musulmán en Afganistán y Pakistán es bueno para todos por lo que todos deben colaborar y nadie crear dificultades.

Obama está reseteando las relaciones, pero éstas siguen siendo las mismas ¿Están interesados los dirigentes rusos en un nuevo estilo? Para Putin el envoltorio es lo de menos, lo fundamental es lograr un reconocimiento del derecho ruso a disponer de un área de influencia propia al tiempo que contener el poder norteamericano en el mundo ¿Lo ha conseguido? En parte sí.

El que Obama vaya pidiendo perdón por el papel que Estados Unidos ha jugado en la política internacional puede tener sentido en lugares muy concretos y haciendo referencias a determinados hechos. Que lo haga de forma vaga y en Moscú es un ejemplo de apaciguamiento tan patético como preocupante. Cuando, como es el caso, los gobernantes proceden del aparato soviético y son los responsables del ahogamiento de sus instituciones democráticas y, por lo tanto, de las violaciones a los derechos humanos que se han cometido, no ha lugar a declaraciones de ese tipo. Porque no se lo merecen y porque, con toda la razón, las van a interpretar como prueba de debilidad y en esa parte del mundo demostrar debilidad no es nunca una buena idea.

Es verdad que Obama aseguró en Moscú, como antes en El Cairo, que no es su intención decir a otros Estados cómo deben gobernarse. Una clara referencia al principio que aparentemente rigió la Administración Bush por el que "la seguridad de Estados Unidos depende de la libertad de los demás". Obama se comprometió públicamente a no liberar a nadie que no se quiera liberar, pero no es verdad que Bush forzase a ningún gobierno a hacerlo. Ni la campaña de Irak ni la de Afganistán tienen su origen en la búsqueda de un cambio de régimen, sino en el incumplimiento de las condiciones impuestas por el Consejo de Seguridad tras el alto el fuego de la anterior campaña militar –caso de Iraq– o en el 11-S –caso de Afganistán. Como es normal, tras la ocupación la administración norteamericana animó el establecimiento de instituciones representativas, ¿se imaginan lo que se hubiera dicho de no hacerlo?

Obama se refirió a Georgia, pero no en los términos que Putin hubiera querido escuchar. Estados Unidos no pone en peligro el orden ruso sobre el Cáucaso, pero se niega a reconocer su derecho a disponer de áreas de influencia, a legitimar su comportamiento arbitrario.

El nuevo presidente norteamericano da signos de mayor debilidad y confusión doctrinal que su predecesor, pero también es cierto que la Administración Bush fue un ejemplo de división e incoherencia. De lo que se decía a lo ha se hacía distaba algo más que un trecho. Muchos en Moscú debieron pensar que Obama era una versión coloreada y edulcorada de Bush. Que a la hora de la verdad no se ha retirado de Irak y ha incrementado, y de qué manera, el despliegue militar en Afganistán. Lo único seguro es que el "reseteo" de las relaciones nos ha situado ante la misma pantalla, con los mismos problemas, las mismas diferencias... y sin nuevas ideas por parte de Estados Unidos. Tras seis meses de gobierno sobra marketing y falta política.

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