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La normalización en entredicho

Mauritania tiene que normalizar la vida política para sanear sus relaciones con sus socios extranjeros. El problema es que las maniobras previas a los comicios presidenciales no permiten ser optimistas al respecto.

Las elecciones presidenciales del proximo 18 de julio en Mauritania constituyen una ocasión para normalizar la vida politica del país. Vida alterada desde que el pasado 6 de agosto un Golpe de Estado liderado por el general Mohamed Ould Abdel Aziz derrocara a Sidi Ould Cheikh Abdallahi, jefe de Estado desde 2007 merced también a otro Golpe de Estado.

La arena política mauritana está caracterizada por la fragmentacion y la inestabilidad. Junto al azote del terrorismo yihadista que ha tenido en el territorio mauritano un escenario privilegiado de actuación, especialmente desde mediados de 2005, con atentados contra nacionales y extranjeros, ataque contra la embajada de Israel en Nuakchott y supensión definitiva del Rally Dakar incluidos.

Mauritania tiene que normalizar la vida política para sanear sus relaciones con sus socios extranjeros, desde el marco africano hasta el europeo o el estadounidense. El problema es que las maniobras previas a los comicios presidenciales desarrolladas por diversos actores políticos no permiten ser optimistas al respecto.

El 10 de julio cuatro de los candidatos que rivalizan con el general Abdel Aziz en los comicios criticaban que el actual jefe de Estado abusa de sus prerrogativas utilizando todos los medios del Estado para hacerse con la victoria. Esta plataforma agrupa a extraños companeros de viaje, a los que sólo une la idea de bloquearle el camino al actual mandatario, pero sin proponer un programa alternativo para el país: Ahmed Ould Daddah, de la Agrupacion de Fuerzas Democraticas (RFD); Messaoud Ould Boulkheir, del Frente Nacional para la Democracia y el Desarrollo (FNDD) ; Ely Ould Mohamed Vall, como independiente; y Jemil Ould Mansour, de los islamistas del grupo Tawassoul, los firmantes del manifiesto, son los actores de esta pintoresca agrupación de opositores profesionales. Ould Daddah contaba en principio con el apoyo de los baasistas del Partido Nacionalista Arabe SAWAB. Parte de los cuadros de este partido, que agrupa a tradicionales seguidores del Baaz de Sadam Hussein llegaron en 1991 a preocupar en Espana y en Europa por la posible apertura de un frente de apoyo al lider iraquí en el extremo occidental del mundo árabe. Aquí apoyan al general Abdel Aziz. Apoyo al presidente supeditado, eso sí, a que el régimen oficialice la lengua árabe y regularice la situacion de los oficiales baazistas del Ejército que fueron expulsados del mismo entre 1982 y 1988.

Aparte de esta rara alianza, entre otros, de baazistas e islamistas, sorprende también comprobar que aunque Ahmed Ould Daddah converge con Sidi Ould Cheikh Abdallahi, derrocado en agosto, en su esfuerzo común de bloqueo ante las elecciones, éste se prodiga últimamente en apariciones en la cadena Al Jazira acusando al líder del RFD de haber propiciado dicho golpe para acceder al poder.

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