Raúl Castro no tardó en responder a la cobardía de Barack Obama. Después de advertir a sus víctimas de que han de estar preparadas para sufrir más de lo que ya sufren, el más anciano de los dos comandantes solemnizó lo obvio y les recordó que a él "no le eligieron para restaurar el capitalismo". Y tiene razón. No le eligieron. Ni para restaurar el capitalismo que le permite mantener fuera de Isla Cárcel gran parte de todo lo que robó, ni para ningún otro crimen. Simplemente, no le eligieron. Le colocó su hermano en el cargo que le permite simular que ahora es él quien toma alguna decisión al frente de la gran patraña.
Ya no se lo recordarán desde la Oficina de Estados Unidos en La Habana. Obama decidió apoyar el apagón que sufren los cubanos. Se confirma una vez más que gracias a él las víctimas de la tiranía están un poco más aisladas y son mucho más débiles. El mismo cuento contado una y otra vez durante medio siglo. La eterna cobardía desde la que se simula creer que se puede dialogar con los verdugos y que sólo sirve para debilitar la esperanza de sus víctimas. Mientras otros se mueven, los tiranos se quedan donde han estado siempre y un poco más fuertes.
Ahora y aquí, los que antes dialogaron con ETA, dicen que el único camino para que desaparezca pasa porque los asesinos de niños pierdan toda esperanza. Lo dicen ahora. Esta semana. Vamos a ver cuánto les dura la mano dura. En cualquier caso, jamás les creeré mientras no defiendan en Cuba lo que dicen que ahora defienden en España. Y allí insisten en el diálogo y en ofrecer todo el tiempo del mundo a los asesinos en serie que en La Habana protegen a los etarras que se pasean por las calles de la ciudad como si fueran los usufructuarios de todo lo que los Castros robaron a cientos de miles de españoles.
Los muchos agentes de la tiranía en España ya habrán enviado a sus amos la página de un periódico español desde la que se asegura que según los servicios secretos franceses ETA contará lo que sabe del 11-M. A Fidel Castro le rejuvenecería publicarlo en El Granma. Es más, hasta es posible que mejorara la información con algunos de los datos que guarda en su mochila y que probablemente alguien le tradujo al castellano después de que le llegaran de Siria.
Lo que para no incomodarle tal vez no le envíen sus espías en España es la información que reseña Luis del Pino en su blog de Libertad Digital. Recordar la masacre de los Horcones podría estimular su sed de sangre. Al monstruo de Birán no le gusta que se hable de las matanzas que otros perpetraron. Por espantosas que éstas fueran empequeñecerían junto a las que él ordenó. Son los hondureños y los que trabajan para que regrese el amigo de los Castro los que tendrían que leer lo que reseñó Luis del Pino. Es lo que tienen los que no dejan de investigar. Siempre encuentran algo con lo que poner de manifiesto la canalla hipocresía de los liberticidas que desprecian el sufrimiento ajeno.