Los talibanes han vuelto a llamar a boicotear y a atacar los comicios presidenciales y provinciales del 20 de agosto en Afganistán. Esto ha sucedido mientras unos hablan de una posible tregua en Badghis –donde hay tropas españolas– y otros buscan talibanes moderados con los que negociar y reconciliarse.
No está nada clara la existencia de un alto el fuego entre el Gobierno afgano y los talibanes por el que cesarían los ataques en el distrito de Bala Murghab, de la provincia de Badghis, que además se violó poco después de su supuesto inicio. Mientras un portavoz talibán señalaba que no existía ninguna tregua en ninguna provincia, el jefe de policía en la zona afirma que el acuerdo ya era efectivo desde hace unos días, y el general Marco Bertolini –el número tres de la ISAF– dejaba claro que no se trataba de un alto el fuego ni de ningún tipo de compromiso. Según Bertolini se trataba de una prueba de fuerza entre el ejército afgano con el apoyo de unidades italianas y las fuerzas insurgentes, que tuvo como resultado la retirada de los talibanes de algunas áreas.
En cuanto a la búsqueda y captura de talibanes moderados para negociar con ellos, el último en apuntarse ha sido el ministro británico de Exteriores, David Miliband. Un empeño ingenuo y poco viable que no es nuevo. Karzai lo intentó en varias ocasiones a los largo de últimos cinco años y siempre fracasó por la debilidad del propio Gobierno afgano y porque es prácticamente imposible dar con interlocutores fiables. ¿Existen los denominados talibanes moderados? ¿Quiénes son? ¿ Dónde hay que buscarlos? Ellos mismos rechazan que exista una división entre moderados y radicales, tal y como mantiene Obama. Todos tienen una misma fe y todos odian la presencia de fuerzas extranjeras en su territorio.
Son todos ellos mensajes que avanzan la posibilidad de que las fuerzas extranjeras salgan de Afganistán sin un triunfo sobre los talibanes, dejando en las manos del Gobierno afgano una futura reconciliación. Desde hace tiempo se escucha en círculos políticos europeos que la guerra en Afganistán no se puede ganar militarmente, mientras que Obama ya no está seguro de que la victoria sea el objetivo de Estados Unidos en este lejano país. Él mismo ha afirmado recientemente en una entrevista que ni siquiera le gusta utilizar la palabra "victoria". Y eso que se trata de "su" guerra –porque la ha heredado y porque la ha reivindicado para sí– y de que cuenta con el ferviente apoyo del Gobierno español. Zapatero ha dicho que por Obama está dispuesto a enviar más tropas a Afganistán –noticia anticipada por la ministra Chacón en su último viaje a Kabul– a pesar de que el Gobierno español se siente plenamente satisfecho como el décimo contribuyente en ISAF. Lo que no queda tan claro es si pretenden enviar más tropas españolas sólo para satisfacer a Obama o para algo más. Si es sólo por hacerle la pelota, quizá no merezca la pena.