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Se busca líder para una libertad perdurable

Más allá de los eufemismos debilitantes, de las palabras huecas, se esconde una guerra en la que se pone de manifiesto la existencia de una ideología que quiere, literalmente, acabar con Occidente tras arrasar Oriente.

Podría ser, como afirma el editorialista del Wall Street Journal, que el lema de la democracia en Oriente Medio sea "Un hombre, un voto...una vez". El caso es que, oficialmente, desde marzo Estados Unidos ya no está en guerra contra el terrorismo. Las operaciones militares americanas son hoy "contingencias exteriores". Según el asesor antiterrorista de Obama, debe reemplazarse la guerra contra el terror por una campaña que "combine todas las facetas del poder nacional para derrotar al enemigo". En Afganistán hay que "deshacer, desmantelar y derrotar la red terrorista de Al Qaeda".

El resultado de la estrategia es inmediato. Se está produciendo un recrudecimiento terrorista en Oriente Medio, a pesar de la mucha mayor templanza y comprensión con la que lo tratan los medios en comparación con la era Bush. No cabe duda de que, tanto antes como ahora, lo que temen los terroristas es la liberación del mundo musulmán del fundamentalismo islámico. Por ello actúan. Odian y temen la libertad, el orden y la prosperidad. A ello responden los salvajes atentados de los últimos días en Irak y Afganistán. Ellos saben de que se trata. Por eso precisamente se echa de menos ahora una retórica inspirada que argumente con coherencia acerca de las intervenciones en Irak y Afganistán. El problema para muchos es que éste es el mismo en ambos países: la necesidad de liberar naciones oprimidas, dirigidas por tiranos al frente de Estados que protegen y financian el terrorismo.

Para vencer esta dura guerra de nuestro tiempo, siguen abiertos Guantánamo, el centro de retención de Bagram, y se siguen produciendo asesinatos selectivos de jefes talibanes, aunque nadie eleve una sola queja a Obama. Por eso sólo hay una pregunta relevante que hacerse: ¿Preferimos luchar, y acaso morir, por un mundo más libre o estamos dispuestos a pagar el chantaje de quien nos quiere coaccionar rindiendo la democracia en Irak y Afganistán?

Más allá de la retórica, no hay que preguntarse qué puede hacer Obama por nosotros, sino qué podemos hacer para que Obama siga haciendo mal que bien lo mismo que Bush y lo culmine con éxito. Más allá de los eufemismos debilitantes, de las palabras huecas, se esconde una guerra en la que se ponen de manifiesto, de entrada, la libertad de los afganos e iraquíes, y más allá la existencia de una ideología que quiere, literalmente, acabar con Occidente tras arrasar Oriente. O se exclama un churchilliano we will never surrender, o un kennedyense we will pay any price, bear any burden o seguiremos recogiendo escombros. Bajo la que yacerán junto con la libertad de los afganos e iraquíes, la de los occidentales.

Y puesto que desde que Obama llegó a la Casa Blanca es habitual deleitarse con cada discurso, por vacío e históricamente inconsistente que sea, proporcionamos a nuestros lectores estas líneas que les reconfortarán sin ninguna duda, y que señalan la necesidad de un líder para la libertad perdurable:

Los intereses vitales de América y sus más profundas convicciones son hoy una y la misma cosa. Desde el día de nuestra fundación hemos proclamado que todos los hombres y mujeres tienen derechos y dignidad, y un valor incomparable porque están hechos a imagen del Hacedor del cielo y la tierra. A lo largo de generaciones hemos proclamado el principio del gobierno del pueblo, porque nadie está en condiciones de adueñarse de los demás, ni nadie merece ser esclavo. Promover estos ideales es la misión que creó nuestra nación. Es el honroso logro de nuestros padres. Ahora es una necesidad urgente para la seguridad de nuestra nación, y la llamada de nuestro tiempo.

George W. Bush

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