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Armando Añel

¿La hora final de Chávez?

Obama goza de simpatías, y considerablemente superiores a las que pudieran atribuírsele al gobernante venezolano. Esto pudo verse, indirectamente, este viernes, en la reunión de Unasur. Con Bush en la Casa Blanca, Uribe se las habría visto negras.

Parece que tenemos a las puertas el principio del fin del chavismo. A quienes se opusieron febrilmente a la candidatura de Barack Obama, y por estos días critican su gestión como presidente, debería consolarlos el hecho de que su presencia en la Casa Blanca ha puesto contra la pared, mediática y políticamente hablando, el discurso castrochavista. Se escurre el "objeto de deseo" de la gran obsesión antiamericana. Por carambola, las suaves maneras del otrora senador por Illinois estarían contribuyendo a la caída de Hugo Chávez, cuyos principales enemigos –Washington, Bogotá– ahora son de humo.

Al arremeter contra Colombia por permitir presencia norteamericana en sus bases militares, y por mucho que se desdiga en relación a Obama, inevitablemente Chávez debe cargar contra el actual presidente estadounidense. No hay otra. Y a nivel popular, intelectual, incluso gubernamental, Obama no es percibido como un conquistador o un injerencista al uso en América Latina. Muy al contrario, goza de simpatías, y considerablemente superiores a las que pudieran atribuírsele al gobernante venezolano. Esto pudo verse, indirectamente, este viernes, en la reunión de Unasur. Con Bush en la Casa Blanca, Uribe se las habría visto negras. En cambio, logró salir airoso de la arremetida "bolivariana".

Chávez, como suele pasar con los populistas, tiene problemas internos y pretende exportarlos recurriendo al tópico de la amenaza externa. Pero en ese tablero simbólico le es cada vez más difícil jugar. Su injerencismo en Honduras ha puesto más al desnudo que nunca la naturaleza imperialista del llamado "Socialismo del Siglo XXI". En Facebook, al momento de escribir estas líneas, una campaña de movilización contra Chávez en diversas ciudades del mundo, concebida para el próximo 4 de septiembre por internautas colombianos, rondaba ya las cien mil adhesiones. El gobierno de Uribe, por su parte, ha decidido pasar a la ofensiva diplomática ante la evidencia de que, por más que insista el rey Juan Carlos, Hugo Chávez no se va a callar (no se sabe callar). Así que, como el pez, tendrá que morir por la boca. La hora final del golpista venezolano, parafraseando el título de Andrés Oppenheimer, pudiera estar a la vuelta de la esquina.

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