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EDITORIAL

No caigamos en la trampa de Pumpido

Haciendo gala de un descaro asombroso dirigido a hacernos olvidar su responsabilidad en este caso, Pumpido finge sufrimiento ante el desafuero y se postula como el remedio a un desatino provocado por él y por su perruna obediencia al Gobierno.

"Donde dije digo, digo Diego y aquí no ha pasado nada" parece ser ahora la consigna de la Fiscalía General del Estado a seguir en lo tocante a los ayuntamientos gobernados por la formación proetarra ANV en el País Vasco y Navarra. El discurso de Cándido Conde Pumpido en la inauguración del curso judicial no deja lugar a muchas más interpretaciones. Si él fue el responsable de que hace dos años la antigua Batasuna embozada tras en disfraz de unas nuevas siglas tocase de nuevo poder municipal, él es el que ahora pretende promover la expulsión de estos concejales de las corporaciones.

Pumpido reclama un cambio en las leyes para evitar que el brazo político de la ETA ocupe las instituciones y se alimente de ellas, ya que su presencia en los ayuntamientos es "hiriente para la sensibilidad democrática". Debe de serlo sólo a partir de ayer porque, al menos para el fiscal general del Estado, no lo era en 2007 cuando se le advirtió de quiénes eran en realidad los candidatos de la Acción Nacionalista Vasca. Por entonces un Conde Pumpido entregado en cuerpo y alma a los dictados de la negociación con la banda que estaba llevando a cabo el Gobierno, no vio indicio alguno de ilegalidad y aseguró que las listas de ANV estaban "limpias". Esa es la razón por la que ese partido formado por antiguos miembros de HB, EH y Batasuna reconquistó muchas de las plazas que la Ley había arrebatado a sus antecesores tiempo atrás.

La realidad, sin embargo, es que las listas ni estaban limpias en mayo de 2007 ni lo están ahora dos años y medio después, pero, curiosamente, el fiscal general pide ahora un cambio legal que no es necesario. La Ley de Bases de Régimen Local vigente permite disolver un ayuntamiento si en éste gobiernan concejales que fueron elegidos por un partido ilegalizado. Todos los alcaldes de ANV han formado parte anteriormente de partidos ilegales como Herri Batasuna o Euskal Herritarrok. Tan sólo habría que poner en funcionamiento el artículo 61 de esta Ley para acabar de un plumazo con su indeseable presencia. Pero no, haciendo gala de un descaro asombroso dirigido a hacernos olvidar lo esencial en este caso, Pumpido finge sufrimiento ante el desafuero y se postula como el remedio a un desatino provocado por él y por su perruna obediencia al Gobierno.    

No cabe, por tanto, más que tomar las palabras de Pumpido con pinzas y no olvidar de dónde viene y cuáles son sus responsabilidades en este proceso. El fiscal de Zapatero, el mismo que decía que "el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino" durante la negociación con la ETA, ha quedado tan desacreditado en sus cinco años largos de magistratura que de necios sería caer en la trampa que trata de tender con la desvergüenza que viene siendo tan habitual en él.

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