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EDITORIAL

El "contundente" liderazgo de Rajoy

Tal vez Rajoy no haya querido dejar en evidencia cómo ha sido desautorizado por Camps; o bien efectivamente le parecen estas medidas lo suficientemente "contundentes". En cualquiera de los dos casos, el papel del líder del PP queda muy mal parado.

Lejos de despachar el informe policial sobre la presunta financiación irregular del PP en la Comunidad Valenciana como si de un nuevo montaje de "factorías Rubalcaba" se tratara, la reacción del pasado lunes de Rajoy pidiendo a Camps que "aclare sus cuentas", o la de Cospedal reclamándole "claridad y contundencia", hacía presagiar el fulminante cese de alguno de los máximos responsables del partido en la Comunidad Valenciana, especialmente el de Ricardo Costa. Así lo interpretaron la mayoría de los medios de comunicación y lo avalaron fuentes del PP consultadas por Libertad Digital, que aseguraban que el número dos del PP valenciano ya no contaba con la confianza de Rajoy.

Este martes, sin embargo, ha sido el propio Costa el que, lejos de presentar su dimisión, y tras respaldar al numero dos del Cosell, Vicente Rambla, como "amigo personal" suyo y "puntal del partido", ha explicado a los medios de comunicación las "contundentes medidas", "reclamadas y aceptadas" por Genova. Estas se limitan básicamente a la solicitud de una auditoria externa de las cuentas del PP valenciano por parte de una empresa internacional, que el Tribunal de Cuentas audite "otra vez" la contabilidad de su partido, una "denuncia" contra las "falsedades" del informe policial, y la disposición favorable de su partido a que se cree en las Cortes valencianas una comisión que investigue por igual las cuentas del PP y del PSPV-PSOE.

Así las cosas, una de dos: o bien a estas se reducen cierta y sorprendentemente las "medidas contundentes" reclamadas y aceptadas por la dirección nacional del partido, tal y como ha subrayado Costa; o bien Francisco Camps ha hecho caso omiso de las presiones de Génova para que depurara responsabilidades ante un informe al que Rajoy parecía haber dado una inédita carta de naturaleza. Que ni Rajoy ni nadie en la dirección nacional del partido haya desmentido, ni siquiera matizado, a Costa en torno al alcance de estas "medidas contundentes", fijadas finalmente por la persona contra la que supuestamente se dirigían, no aclara, sin embargo, mucho el asunto.

Tal vez Rajoy no haya querido dejar en evidencia cómo ha sido desautorizado por Camps; o bien efectivamente le parecen estas medidas lo suficientemente "contundentes". En cualquiera de los dos casos, el papel de Rajoy queda muy mal parado. Bien por la disonancia que esta aceptación a lo anunciado por Costa genera con respecto a sus pasadas declaraciones; bien porque su autoridad ha sido ignorada por un poderoso barón del partido como es Francisco Camps.

Esta falta de liderazgo en el partido, que también es falta de buena comunicación, también se ha hecho patente en el País Vasco en torno al Concierto vasco. Así y a pesar del anuncio de la secretaria general del PP de votar en contra del blindaje del Concierto, en Vitoria los populares han votado a favor. Por mucho que Basagoiti haya calificado la reacción de Cospedal como "normal" ante el enfoque que está dando el PNV a esta cuestión en términos de órdago y chantaje a los socialistas ante la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, lo cierto es que la disonancia entre la dirección nacional y la regional del PP ha sido manifiesta. Y prueba de ello es que, a modo de queja, el propio Basagoiti refiriéndose a Génova ha manifestado que "vengan ellos a presentarse en el País Vasco".

Aunque no sea ahora el momento de entrar a debatir si el PP debe seguir apoyando la privilegiada desigualdad que supone el Concierto vasco, o por el contrario, pedir su supresión, tal y como valientemente ha hecho UPyD, lo cierto es que el PP, sin variar su postura oficial en este asunto, ha generado una disonancia de la que no cabe responsabilizar únicamente a los tejemanejes del PNV y el PSOE.

Así las cosas, no es de extrañar que el PP, a pesar del desgobierno de Zapatero, esté perdiendo la oportunidad de hacer una merecida y contundente labor de oposición.

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