Menú
Amando de Miguel

Errores refitoleros, pecados de afectación

Muchas veces las confusiones del lenguaje se hacen deliberadas para producir gracia. Por ejemplo el presidente Zapatero dice ahora "modificaciones tributarias" para evitar lo de "subida de impuestos".

El habla culta comete algunos errores precisamente cuando quiere dejar claras las cosas. Son los errores refitoleros, los que se derivan de un exceso de cuidado y afectación. Por ejemplo, hay quien dice "núcleo gordiano" para aludir al intríngulis o dificultad de una cosa. Suena bien, pero es una barbaridad. Sería mejor aludir al "nudo gordiano" el que ataba de tal modo la lanza al carro de Gordio, mítico Rey de Frigia, con tal maestría que no se podían descubrir los cabos. Equivale a dificultad insuperable, a acertijo insoluble.

Los asuntos de la política económica son tan misteriosos que a veces nos vemos obligados a decir "erario público" para designar los fondos de la Hacienda Pública. No hace falta el adjetivo. No hay erario privado; el erario siempre es público. El lenguaje corriente está lleno de alusiones o metáforas convenidas que todo el mundo entiende y que no necesitan explicarse. Por ejemplo, a veces se oye "verde y en botella" para indicar que algo es fácil de entender. La expresión resulta bastante tonta. Quizá se confunda con verde botella, un color característico del vidrio. En realidad, la expresión es la mezcla confusa de otras dos: (1) "verde y con asas" equivale a una adivinanza fácil de acertar que alude a una típica figura de la alfarería que es la alcarraza, una especie de botijo de barro verdoso. (2) "blanco y en botella". Es otra fácil adivinanza que alude a la leche. Dada la proximidad entre las dos expresiones con la misma función es fácil la confusión de "verde y en botella". Muchas veces las confusiones del lenguaje se hacen deliberadas para producir gracia. Por ejemplo el presidente Zapatero dice ahora "modificaciones tributarias" para evitar lo de "subida de impuestos".

La lengua es un ser vivo que evoluciona dando lugar a nuevos significados, que a veces se imponen después de algunas dudas e incluso de formas defectuosas.

En el lenguaje culto tenemos la confusión de algunas voces que resultan parecidas. Al final, una de ellas acaba por imponerse. Veamos algunos ejemplos.

Está la confusión entre "requisito" (= condición o circunstancia para la validez de alguna acción o trámite) y "requerimiento" (= aviso jurídico exigiendo una conducta). Aunque las dos palabras vienen del latín y presentan algún parentesco, en la práctica la segunda empieza a sustituir a la primera. Es decir, el requisito se transforma en requerimiento, más que nada por influencia del sentido de requirement en inglés (= requisito).

Aunque sean palabras muy distintas, hay quien confunde la hégira (= era de cómputo del calendario musulmán) con la égida (= escudo, protección, defensa). No tienen nada que ver. De momento, la confusión es pura ignorancia.

Tampoco tienen mucho que ver arrogarse (= atribuirse o apropiarse derechos de forma poco legítima) con irrogar (= causar perjuicios o daños). Así que está feo que un verbo desplace al otro con el mismo sentido.

Hay acciones muy fáciles de entender, como valorar (= señalar el precio o mérito de algo) que, en la parla un poco pedante cede ante el circunloquio de "poner en valor". No hace falta darle tantas vueltas. Lo bueno, si breve...

Algunas parejas de palabras se mantienen con una forma parecida y con significados distintos. Por ejemplocomplicado(= de difícil comprensión y por eso algo molesto) ycomplejo (= nada sencillo y por eso algo admirable).

En Sociedad

    0
    comentarios