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Carlos Rodríguez Braun

Puestos en impuestos

El señor de la Torre incurre en la extendida ficción que retrata al PP como el partido hostil a la coacción política y legislativa, cuando en realidad todos los pronunciamientos y los actos de dicho partido van en la dirección contraria.

El actor Antonio de la Torre, preguntado por El Mundo sobre qué cosa baja si los impuestos suben, respondió: "Por fortuna, baja el Estado liberal que quiere el PP. Yo quiero que suban los impuestos, que después de la tormenta, el capitalismo que conocemos sea una estación sin retorno". El periodista Xavier Vidal-Folch diagnosticó en El País: "Quienes propugnan bajar los impuestos, lo hacen por numantinismo neoliberal"; añadió que la mayor presión fiscal es de cajón "para compensar la caída de ingresos y afrontar el pago de la factura social de la crisis", y por tanto es imprescindible una política fiscal "expansiva, generosa, gastadora".

El señor de la Torre incurre en la extendida ficción que retrata al PP como el partido hostil a la coacción política y legislativa, cuando en realidad todos los pronunciamientos y los actos de dicho partido van en la dirección contraria. Este dislate es bastante habitual, como lo es también rechazar el capitalismo sin molestarse en considerar por un instante sus alternativas realistas. Nos da pistas don Antonio sobre el amor que siente hacia un mundo sin capitalismo cuando nos muestra su nula estima hacia la libertad de los millones de ciudadanos que no desean pagar más impuestos.

Estos ciudadanos, los que prefieren que la riqueza creada por ellos mismos y el resto de la sociedad quede en manos de sus legítimos propietarios y no sea arrebatada por las autoridades, son despreciados por el señor Vidal-Folch, porque de sus declaraciones no cabe concluir que para él "numantinismo neoliberal" constituya un elogio. No, lo que es elogioso es que el Estado gaste más, y este gasto mayor le parece a don Xavier ejemplar, cuando es un gasto que requiere la violación de la libertad de los ciudadanos. Curiosamente, opina que dicho gasto es virtuoso para que los gobernantes paguen "la factura social de la crisis" con el dinero que arrebatan a la sociedad, pero es vicioso si ese dinero de la sociedad permanece en los bolsillos de sus dueños.

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