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Henry I. Miller

Innobles ganadores del Premio Nobel

Los premios Nobel concedidos a Annan, Gore y Obama empañan el buen nombre de ese galardón.

Obama ingresó a la sorprendente lista de desaciertos del Premio Nobel que incluye a Kofi Annan y a Al Gore. En 1949, ese premio fue otorgado al neurólogo portugués Egas Moniz por el desarrollo de la lobotomía, pero sus operaciones fueron poco después repudiadas por la comunidad médica por convertir a sus pacientes en zombis. El comité que selecciona al ganador del Premio Nobel ha cometido similares equivocaciones. Algunas pocas buenas señales valen para conseguir una beca universitaria, pero ¿para ganar un Premio Nobel? La selección de este año cerró cuando Obama tenía apenas unos días en la Casa Blanca.

En 2001, el ganador del Premio Nobel de la Paz fueron las Naciones Unidas y su secretario general Kofi Annan, a pesar de que un gran número de los programas y políticas de la ONU han resultado económicamente negativas y perjudiciales para la salud y el medio ambiente, al regular y frenar el desarrollo agrícola, perpetuando la malnutrición de millones de personas en los países en desarrollo.

En el año 2000, en Montreal, la Convención de Diversidad Biológica patrocinada por la ONU estableció el protocolo de bioseguridad, imponiendo que toda nueva tecnología debe probar, por anticipado, ser absolutamente segura antes de poderse utilizar. Por supuesto que más vale prevenir que lamentar, pero no existe nada total y completamente seguro y el llamado "principio de precaución" impone inmensos obstáculos al desarrollo de nuevos productos. Antes de ello, el regulador tenía que probar que una nueva tecnología era dañina. Ahora, por el contrario, el innovador tiene que probar de antemano que la nueva tecnología no causa daño alguno.

Así, en lugar de crearse un marco científico sólido, uniforme y predecible en el manejo de los riesgos, el protocolo de bioseguridad establece un proceso regulatorio mundial mal definido y que permite a reguladores incompetentes y corrompidos rechazar o posponer la aprobación de innovaciones beneficiosas.

Otro ejemplo de la malevolente influencia de la ONU es el Codex, el cual impone normas a productos alimenticios que serían más lógicos en el caso de medicamentos y pesticidas potencialmente malignos, no para las fresas, patatas y tomates genéticamente mejorados.

Los premios Nobel concedidos a Annan, Gore y Obama empañan el buen nombre de ese galardón.

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