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Alberto Acereda

La foto macaca

Pedir ahora a Google que retira la foto de Michelle Obama, por muy mala que la foto nos parezca, prueba el doble estándar y el escaso respeto a la libertad de expresión igual para todos que tiene la izquierda norteamericana.

La macaca es la hembra del "macaco", voz del Congo que designa una especie de mono. En inglés, pocos saben qué es "macaca". Aun así, en agosto de 2006, cuando el senador George Allen de Virginia llamó "macaca" a un asistente de origen hindú que le increpaba de forma reiterada durante sus mítines políticos, Allen acabó perdiendo la elección y su cargo en el Senado. El senador republicano entendió entonces que cualquier referencia ligada a lo racial en este país, sobre todo si proviene de personas identificadas con el ideario liberal-conservador, levanta un terremoto.

Cuando en marzo de 2007 el comediante conservador Paul Shanklin parodió a Obama con la canción The Magic Negro (El negro mágico) usando la vieja y aquí conocida melodía infantil Puff The Magic Dragon, no faltaron los ataques del frente de lo políticamente correcto y de los grupos de Al Sharpton y Jesse Jackson calificando a Shanklin de racista. Cuando se supo que lo de "Obama, el negro mágico" provenía realmente del título de un artículo publicado en el diario progre Los Angeles Times con el título Obama the ´Magic Negro´ por un articulista favorable al Partido Demócrata y, además, negro y homosexual llamado David Ehrenstein, la progresía corrió un tupido velo sobre el asunto.

Imposible resultaría traer aquí todos los ejemplos, ni siquiera los más recientes, del doble estándar empleado por la izquierda política en Estados Unidos. Bastaría recordar el chiste del chimpancé, que el pasado febrero de 2009 cubrió todas las agencias de noticias exigiendo al diario New York Post (el único medio no progre en toda la ciudad de Nueva York) pedir disculpas. Ocurre que en Estados Unidos se arma la marimorena cada vez que alguno de los medios, grupos o individuos no considerados "políticamente correctos" mencionan la cuestión racial. Y con eso, nunca falta la turba de activistas del permanente victimismo étnico que salen a calificar a todo quisque de racistas.

Viene todo esto a colación por la reciente fotografía aparecida en el buscador Google de la esposa del presidente, Michelle Obama, y la consiguiente polémica, relatada ya por Libertad Digital. Google hace bien en negarse a retirar la fotografía pues una mirada a los millones de imágenes que se hallan en Google ofrece todo tipo de cosas, buenas y malas, mejores y peores, de unos y de otros. Eso es lo que tiene la libertad de expresión y el derecho al libre uso y manejo de internet. Reconozcamos que el tema de la raza es en Estados Unidos especialmente delicado por los antecedentes históricos y que bueno sería desechar del debate nacional este tipo de imágenes.

Pero por lo mismo, quienes se quejan ahora de esta fotografía manipulada de la primera dama hecha una macaca deberían hacer lo mismo con las miles de fotografías tergiversadas que corren por Google y por otros servidores de internet contra otras personas de la vida pública y política norteamericana. Como era de esperar, el caso más representativo del ataque personal más vil contra una figura pública es el del ex presidente George W. Bush. Bueno sería que quienes ahora piden que se retire la foto de Michelle Obama, hicieran lo mismo con otras muchas del siempre insultado Bush.

Porque también en Google puede verse a Bush presentado de muchas cosas. Sólo en una página web cuyas imágenes se filtran también a las del buscador de Google todavía se encuentran variopintos ataques a Bush por vía de fotografías trucadas. Así, no falta tampoco un Bush presentado como mono y macaca; y por si esto fuera poco, no falta el Bush equiparado con un mono y hasta otro Bush visto en evolución homo sapiens.

También encontramos un Tali-Bush, con fotografía de Bush hecho un talibán y sin que nadie se haya quejado en absoluto, ni siquiera como respeto a las víctimas del 11-S; por haber, hay hasta un Bush esperando una felación de Saddam; un Bush con su padre pescando tan pancho en medio de las inundaciones del huracán Katrina; un Bush abiertamente llamado estúpido; hay un Bush equiparado con Hitler; y hay hasta la hija de Bush como novia de Bin Laden; hay un Bush descerebrado; y, sin que nada digan las feministas, tenemos hasta a un Bush feminizado.

Por si esto fuera poco, prueben a escribir las palabras "Laura Bush" en Google y verán una foto manipulada con la ex primera dama semidesnuda y otra con su marido en pose quinqui en el despacho oval. Y por si aún no tienen suficiente, prueben a poner en el buscador de imágenes de Google el nombre de "Jenna Bush", la hija del ex presidente y verán lo que encuentran. Lo mismo si usan "Bush mono", "Bush idiota" o cualquier cosa parecida. Todo esto resulta muy común en las redes de servidores y no es lugar ahora de echarse las manos a la cabeza.

Si de lo que se trata ahora por parte de algunos es de seguir dándole al manubrio de la raza y hacer de lo de la señora Obama un escándalo, bastaría ver las imágenes contra el presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele, que resulta ser también de raza negra y que aparece en las imágenes de Google también ridiculizado y aun presentado como esclavo fugitivo por parte de los que ahora tanto se quejan.

A Google nadie le ha lanzado una protesta o una petición de retirar estas imágenes denigratorias contra George W. Bush, ni contra Laura Bush y su familia, ni contra Michael Steele y tantos otros. Pedir ahora a Google que retira la foto de Michelle Obama, por muy mala que la foto nos parezca, prueba el doble estándar y el escaso respeto a la libertad de expresión igual para todos que tiene la izquierda norteamericana.

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