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Amando de Miguel

El lado cómico o amable del habla

La política es algo serio, que a veces puede llegar a ser dramático. De ahí que el habla referida a la política esté llena de expresiones suavizantes para dar a entender que la política es una especie de juego, de coña marinera.

El habla tiene sus modas y manías, como las que determinan el vestir o el comer. Simplemente dejamos caer con frecuencia palabras y expresiones sin saber de dónde vienen y a dónde van. La función es la de hacer agradable el habla coloquial, la conversación.

Lorenzo Díaz me pregunta por el sentido de la expresión, tan popular, de "coña marinera". Lo de "coña" es tanto como decir "guasa, broma" o también "cosa molesta o fastidiosa". Todo depende del tono. Por eso se dice también "coñazo", lo que no deja de ser un desprecio a la mujer. (Obsérvese que "cojonudo" que también está en el DRAE, equivale a "estupendo, magnífico"). En Chile son "coños" todos los españoles, quizá porque la exclamación de "¡coño!" sea tan característica de los españoles. La "coña" es un ñoñismo para no decir "coño" (del latín cunnus), voz que está en el DRAE actual gracias a la solicitud de Camilo José Cela, quien lo toma de Quevedo. Es la parte exterior del aparato genital femenino. Quizá venga de ahí "enconar" (= irritar). Puede que el adjetivo "marinera" se añada a "coña" para mezclar lo fastidioso con lo divertido y atildado. De esa forma se produce un efecto festivo, o por lo menos, amable.

La política es algo serio, que a veces puede llegar a ser dramático. De ahí que el habla referida a la política esté llena de expresiones suavizantes para dar a entender que la política es una especie de juego, de coña marinera. Por ejemplo, al describir las acciones políticas se dice más bien "actuaciones", como si los políticos fueran actores o cómicos. El aire de juego se refuerza con expresiones como "mover ficha" (= adelantarse a la jugada del otro) o "escenificar" (= representar algo como en una obra de teatro). Las propuestas de acción futura son "escenarios" aunque más bien habría que decir que son "decorados", para indicar la artificiosidad.

El retruécano o juego de palabras quita hierro a muchas situaciones solemnes. Por ejemplo, el mar de corrupción que invade la política parece poca cosa si se dice que son "comicios" (= no elecciones sino ganancias para poder comer). Los terroristas parecen más respetables y se puede negociar con ellos si los llamamos "piratas o corsarios".

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