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Gina Montaner

Almodóvar, profeta en EEUU

Lane, el crítico de The New Yorker, confiesa que el exceso de estilización de la trama, ese aire tan cool que suele apoderarse de los ambientes "almodovarianos", acabó por distanciarlo de unos personajes cuya tragedia no lo atrapó.

El fenómeno de Pedro Almodóvar en los Estados Unidos es equivalente al de Woody Allen en Francia. Incluso las peores películas de estos dos cineastas son recibidas con benevolencia por la crítica gringa y francesa aunque en sus respectivos países el público y la prensa los castiga cuando no están a la altura del talento que a ambos les sobra.

Hace tan solo unos meses el estreno en España de Los abrazos rotos más bien provocó frío antes que levantar las pasiones que tan presentes están en los filmes del aclamado director. En todo caso, la exaltación la sufrió Almodóvar cuando se sintió ninguneado en su tierra y achacó a la envidia nacional la decepción que ha provocado su más reciente melodrama. Una historia que para muchos resultó fallida y a años luz de distancia de clásicos como Mujeres al borde de un ataque de nervios, Hable con ella o Volver. Tan agudo fue su ataque de divismo, que arremetió contra el destacado crítico de cine Carlos Boyero por una reseña desfavorable que éste publicó en El País. Al borde de un ataque de nervios, Almodóvar pidió la cabeza del periodista pero al final no consiguió que se la entregaran en bandeja,

Ahora Pedro Almodóvar puede lamerse las heridas de su orgullo herido disfrutando del entusiasmo general que ha despertado en Estados Unidos la proyección de su última cinta, y la cuarta que protagoniza Penélope Cruz. El crítico del New York Times, A. O. Scott, se ha rendido ante esta nueva entrega de desencuentros amorosos, y acuña la expresión "Almodóvaria" para definir la mezcla particular de "devastación y euforia con divertimento y zozobra a la vez" que define a los personajes que habitan su cine. Para Scott se trata, también, de un film noir redondo en el que la fuerza dramática de la actriz española es comparable a la de Anna Magnani y Joan Crawford.

También Richard Corliss, el veterano crítico de la revista Time, se muestra generoso con Los abrazos rotos, aunque admite que no se trata de una de las obras maestras de Almodóvar. Lo que no pone en duda Corliss es el magnetismo de "Pe": "Nunca ha estado más luminosa, más grave y más sexy". Y es que desde hace mucho la musa de Almodóvar se ha ganado al público americano con un look racial salpicado del recuerdo de Audrey Hepburn. De hecho, en pocas semanas su nombre aparecerá de nuevo junto a estrellas como Daniel Day Lewis y Sophia Loren en Nine, un musical que apuesta fuerte por un Oscar.

Sin embargo, Anthony Lane, renombrado crítico del semanario The New Yorker, esta vez no se ha dejado seducir por los guiños habituales de Almodóvar. Con la fina ironía british que caracteriza su prosa brillante, Lane confiesa que el exceso de estilización de la trama, ese aire tan cool que suele apoderarse de los ambientes "almodovarianos", acabó por distanciarlo de unos personajes cuya tragedia no lo atrapó. Además, señala, no hay comparación entre la fuerza "taurina" de un Antonio Banderas joven y el desvitalizado director de cine que encarna Lluís Homar en una actuación descafeinada.

Pedro Almodóvar siempre se ha dejado querer por Hollywood aunque ha insistido en que, a pesar de la lluvia de ofertas, no sucumbiría a un Star System que podría poner en peligro su travieso talento. Es una pena. Porque en esta tierra que no es suya lo creen profeta.

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