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Emilio J. González

España se la juega en Grecia

Si Grecia cae, los mercados no se van a andar con contemplaciones con los demás miembros de la eurozona, como Irlanda, Portugal y España, que tienen problemas similares: no van a esperar a que en los otros tres países suceda lo mismo antes de reaccionar.

Como este Gobierno no tiene idea de economía, ni tampoco la menor intención de aprender un poco de ella, se cree que el problema con las revisiones a la baja de la deuda pública de distintos países europeos que están llevando a cabo las agencias de calificación estriba en el anuncio de Standard & Poor’s de colocar a España en perspectiva negativa. Sin embargo, el verdadero problema para nuestro país es lo que pueda pasar en Grecia.

La economía helena tienen un déficit presupuestario del 12% del PIB, un agujero en las cuentas públicas de dimensiones similares al del presupuesto español, y su deuda pública supera el 120% del PIB, un nivel que, según Barclays Bank, nuestro país alcanzará en 2012. Además, ni las agencias de calificación, ni la Comisión Europea se creen los presupuestos del Ejecutivo griego y su plan de reducción del déficit, mientras que a España ya le está lanzando Bruselas serias advertencias al respecto. Así es que el paralelismo entre ambos países es muy grande, con la única diferencia de que, por ahora, España va uno o dos pasos más atrás que Grecia en el proceso de deterioro de su situación financiera, aunque la sigue muy de cerca.

¿Por qué es importante esto? Porque los mercados ya están empezando a considerar que Grecia puede ser el primer país de la zona euro en suspender pagos y la revisión a la baja de su calificación crediticia así lo atestigua. Y si Grecia cae, los mercados no se van a andar con contemplaciones con los demás miembros de la eurozona, como Irlanda, Portugal y España, que tienen problemas similares: no van a esperar a que en los otros tres países suceda lo mismo antes de reaccionar. Por el contrario, como el dinero es cobarde y gregario, y los mercados perciben que estos tres Estados están también cerca del abismo, muy probablemente van a actuar en consecuencia para evitarse pérdidas mayores, vendiendo en masa bonos irlandeses, portugueses y españoles y disparando sus tipos de interés. España, por eso, se la juega en Grecia.

El Gobierno, sin embargo, no lo entiende, o no quiere entenderlo. En las actuales circunstancias, y después de lo que están diciendo ya las agencias de calificación y los mercados, que están volviendo a incrementar el diferencial de tipos entre el bono español y el alemán, lo que tendría que hacer el Ejecutivo, en lugar de tanta tontería de Ley de Economía Sostenible y tanta mentira sobre las maravillas de la recuperación económica que nos aguarda a la vuelta de la esquina, es poner en marcha de verdad un auténtico plan de saneamiento de las cuentas públicas y dejar de tirar el dinero como lo está haciendo; de no actuar así, el desmadre financiero en el que se ha metido va a pasar el año que viene una factura muy onerosa en forma de un hundimiento todavía mayor de nuestra economía debido a los altos tipos de interés que puede imponer esa crisis de deuda que parece avecinarse.

Además, hay que tener en cuenta una circunstancia muy especial de nuestro país. Hasta ahora, el Ejecutivo ha financiado el déficit sin demasiados problemas gracias a la política de dinero barato del Banco Central Europeo para sortear la crisis financiera. Pero esa política ya se ha acabado, como dijo recientemente el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, y España tendrá que componérselas por sí misma. De hecho, el Banco Popular acaba de advertir de que, a partir de ahora, la banca va a tener que ofrecer tipos de interés más elevados para captar recursos porque el grifo del BCE está a punto de cerrarse y en España no hay tanto ahorro como necesita el Gobierno para financiar el astronómico déficit público al que nos ha llevado la política de ocurrencias de ZP. Con semejante panorama, los mercados no se van a andarse con chiquitas con España, y menos aún si Grecia, como parece que puede suceder, se va al garete.

¿Le importa eso a Zapatero? Ni un pimiento. A ZP lo que le importa es que la decisión de S&P de poner la calificación de la deuda española en perspectiva negativa le rompe su campaña de marketing, su estrategia para tratar de convencer a todo el mundo de que aquí no pasa nada, de que todo va a marchar de maravilla en breve gracias al Gobierno y de que se puede seguir sin hacer nada porque todo se va a resolver por sí solo y con la ayuda de la Ley de Economía Sostenible. El problema es que los mercados pueden ser ciegos en un determinado momento, pero ahora corren tiempos en que están hipersensibles ante cualquier cosa que pueda ocurrir y no se van a andar con tonterías ni se van a dejar engañar, por muchos conejos que Zapatero se pueda sacar de la chistera.

En Libre Mercado

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