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GEES

Dificultades en el Magreb

Si Marruecos enrarece las relaciones políticas con chantajes y amenazas veladas, y Argelia se fía cada vez menos de nuestro país, se hará aún más difícil trabajar en un ámbito tan sensible como la lucha contra el terrorismo.

El secuestro en Mauritania de tres cooperantes españoles realizado por Al Qaeda en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) y el progresivo deterioro de la salud de la activista saharaui Aminatou Haidar, que mantiene su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, son las dos manifestaciones visibles del deterioro progresivo de la imagen de España –y en consecuencia también de su política exterior–, en la estratégica región del Magreb. Ahora cosechamos sus frutos. Marruecos nos ningunea y nos amenaza, Argelia se muestra decepcionada y los terroristas nos golpean con saña.

Nuestra política errática con respecto al conflicto del Sahara Occidental está marcada por un claro apoyo a la fórmula marroquí de simple autonomía para el territorio, corregido con matizaciones verbales para contentar a Argelia. La marroquí es la primera comunidad inmigrada en suelo español (758.174 súbditos marroquíes según datos de septiembre del Observatorio Permanente de la Inmigración). Por otro lado, Marruecos es socio comercial preferente y destinatario privilegiado de nuestra cooperación. Goza también del apoyo español en Bruselas, que en el nuevo acuerdo agrícola recién aprobado supone una apertura sin precedentes de la UE a los productos marroquíes. Pues bien, pese a todo, y ante la situación planteada por Haidar, el país magrebí desempolva su retórica más agresiva equiparando el momento actual con la crisis de Perejil.

Argelia, por su parte, que al deterioro progresivo de su relación con Marruecos une el distanciamiento con respecto a Madrid, lamenta que en estos últimos años se esté perdiendo la química lograda durante la legislatura del Partido Popular. Aunque el retraso en la inauguración del gasoducto directo Medgaz –prevista para este mes y retrasada hasta junio de 2010– no está exclusivamente ligado a dicho deterioro, sí es cierto que la dimensión política no ayuda. Hay contenciosos con Argelia, en concreto con respecto al papel de la compañía energética Sonatrach y su papel en el mercado español, que pueden tener consecuencias negativas para nuestras empresas en un mercado tan importante como es el argelino.

Por otra parte, el secuestro de nuestros compatriotas en Mauritania no hará sino enrarecer aún más el ambiente. Recordemos que en términos simbólicos la creación del Instituto de Comunicación Al Andalus de AQMI, a principios de octubre, permitía prever dificultades que ahora se han concretado. Aunque la amenaza terrorista es compartida por europeos y magrebíes, si Marruecos enrarece las relaciones políticas con chantajes y amenazas veladas, y Argelia se fía cada vez menos de nuestro país, se hará aún más difícil trabajar en un ámbito tan sensible como la lucha contra el terrorismo islámico con ciertas garantías. La beneficiada será AQMI.

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