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Marta Pérez-Cameselle

Perversión desde las aulas

Ya lo decía Julián Marías: "La aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo".

Los partidos políticos de izquierda –PSOE, ERC, IU e ICV– mñas el PNV pretenden aprobar este jueves el proyecto de ley del aborto, que incorpora más novedades de última hora. Estas son las novedades:

  • Relajar aún más los requisitos para practicar abortos de la semana catorce a la veintidós (se elimina uno de los dos informes que sirven de aval al aborto).
  • Conceder ayudas públicas directas destinadas a métodos anticonceptivos de última generación. En total unos cien millones de euros anuales de subvención a métodos que no protegen del contagio de enfermedades de transmisión sexual, y que para algunos colectivos como el de los jóvenes, están valorando que sean gratuitos.
  • Eliminar en la práctica la teórica rectificación al proyecto respecto al derecho de la menor de no informar a sus padres (no es necesario informarles declarando que se lleva mal con ellos aun sin necesidad de demostrarlo).
  • Y la última novedad: imponer su modelo de educación sexual en los colegios e incorporar en el programa de los estudios de Ciencias de la Salud (Medicina y Enfermería), los conocimientos para practicar un aborto. Sí, esto está ocurriendo ahora en España, no en la Alemania de la época nazi. Una especie de aspirante a "doctor muerte", al margen del código deontológico de unas profesiones que defienden la vida humana como principio general. El Código Deontológico Médico en el artículo 27.1 declara, que es conforme a la Deontología que el médico por razón de sus convicciones éticas o científicas se abstenga de la práctica del aborto.

Se supone que esta nueva iniciativa de formar al futuro médico en una práctica que pueda chocar frontalmente con sus convicciones entraría en el espíritu de lo que se declara en el artículo 27.1, porque es obvio que podría ser ya entonces la práctica del aborto contraria a su conciencia como persona y en vista de su futura profesión, luego se debería extender el derecho a objetar también al estudiante, como ya se reconoce para el médico. Y por extensión, también al estudiante de enfermería en virtud del derecho a objetar de quienes ostentan dicho título reconocido en el artículo 22 del Código Deontológico de la Enfermería.

Pero a lo mejor, el Gobierno propone y Dios dispone y les sale el tiro por la culata, porque practicar un aborto es terrible. Y en general, los propios alumnos puede que simplemente viendo en libros y pizarras lo que tendrían que hacer, les produzca tal espanto que se ven moralmente incapaces de asumirlo y se rebelan en bloque. No digamos si tienen que hacer prácticas, y les llevan a una clínica de estas especializadas en practicar abortos para presenciar algunos. Supongo que en estas condiciones, sería perfectamente legítima la objeción de conciencia como estudiante, igual que parece que se va a permitir en los médicos, al menos, individualmente. Previsiblemente, lo más práctico sería hacer una lista de los que aspiran a ser aborteros, como tendrían que hacer y no hacen con los médicos, porque la excepción son los aborteros, no los objetores. Los médicos contrarios al aborto ya se han rebelado contra la "lista negra" que prepara el Gobierno. ¿Se respeta con esto el Código Deontológico Médico? Según el artículo 27.2: "El médico no debe estar condicionado por acciones u omisiones ajenas a su propia libertad de declararse objetor de conciencia".

Prácticamente la totalidad de los abortos (97,8% según Médicos por la Vida) se practica en las clínicas privadas, ¿no resulta entonces este mayoritario rechazo médico a la práctica del aborto muy significativo? Hay muchas webs en internet que a través de documentos ilustrados con fotos, incluso videos, muestran con detalle los diferentes métodos vigentes para la práctica del aborto. Simplemente a través de un buscador se accede con facilidad a estas webs.

Resulta escalofriante leer y ver las ilustraciones que sirven de apoyo a las explicaciones. No digamos las fotos reales de los resultados. Sin duda pueden herir seriamente la sensibilidad del que las ve, o al menos resulta imposible dejarle a uno indiferente. Y si podemos constatar en nosotros mismos un rechazo innato ante la realidad que ven nuestros ojos, ¿no será entonces esto una prueba evidente de que estamos ante una práctica inhumana, ante un mal con total evidencia, y así debe calificarse, sin paliativos? Lo gravemente irresponsable sería que uno acabe siendo favorable o simplemente indiferente a una realidad que no se ha planteado siquiera ver. Ya lo dice el dicho: "ojos que no ven, corazón que no siente". Si por el contrario, todo aconteciera de forma visible, le resultaría con seguridad más difícil a quien quiera imponer el aborto libre, no chocar contra las conciencias de las personas. Y un paso más hacia la anestesia general de las conciencias sería convertir el aborto en un derecho, como puede ocurrir iniciado ya el siglo XXI. Ya lodecía Julián Marías(terminando el siglo XX): "La aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo".

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