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Agapito Maestre

El vacío

No doy más tiempo de dos años para que este personal, las minorías políticas que han llevado a la nación española al despeñadero, certifiquen la desaparición de España.

La solución vasca es inviable. Si alguien consideraba que el pacto entre el PSOE y el PP es una fórmula exportable a otras comunidades, lea atentadamente la última encuesta Euskobarómetro y despierte del sueño. Es una terrible pesadilla. Los resultados son terribles para el Gobierno vasco y para el PP. Nadie está contento. Hace seis meses el 27 por ciento de los encuestados le otorgaban su confianza al Gobierno de López, pero ahora esa valoración ha bajado dos puntos. El dato, por otro lado, se vuelve irrelevante al lado del 71 por ciento de los vascos que tiene poca o ninguna confianza en Patxi López; la desconfianza crece en seis puntos respecto al anterior sondeo. Y, sobre todo, un 65 por ciento está en desacuerdo con el pacto entre socialistas y populares. Además, por si la cosa no quedaba clara, la labor de oposición del PP es valorada negativamente por casi dos tercios de la opinión pública.

Todos esos datos y alguno más conforman una fotografía terrible sobre el estancamiento, o peor, crecimiento del nacionalismo. Es una confirmación más de lo evidente: más pronto que tarde, el pacto entre Rodríguez Zapatero y los nacionalistas, naturalmente, con el acompañamiento vergonzante del PP, nos llevará a la ruptura definitiva de la nación española. No doy más tiempo de dos años para que este personal, las minorías políticas que han llevado a la nación española al despeñadero, certifiquen su desaparición. La idea de nación democrática ha sido dilapidada por la elite política con el acompañamiento cobarde de los intelectuales, que salvo honrosas excepciones han guardado silencio sobre ese vital asunto, cuando no han alentado la desaparición de cualquier noción respetable de patriotismo, nación cultural y, en fin, Estado-nación español.

El resultado está a la vista: vivimos en el vacío, o peor, ante el abismo. Ha desaparecido la base para construir una comunidad democrática en España. Las desigualdades entre los españoles crecen en todos los ámbitos de la existencia, mientras se consolida una forma de "gobernar" basada en la arbitrariedad de los "derechos" de unos territorios sobre otros.

La nación ha sido sustituida por todo tipo de "fórmulas ideológicas". Nacionalidades históricas, comunidades con una singularidad respecto de otras, conciertos económicos especiales para Navarra, fueros atrabiliarios para los vascos, un Estatuto de Cataluña que legaliza la relación bilateral con algo llamado "Estado español" y realidad nacional andaluza son "fórmulas", que junto a otras expresiones similares que circulan por el resto de autonomías, han revelado al final su objetivo: la anulación de España.

Todas esas expresiones han sido utilizadas para hostigar las bajas pasiones de las masas. La casta política les asegura a los "pueblos" de sus comunidades que sólo tienen derechos por ser catalán, vasco o andaluz o de cualquier otra comunidad, pero ningún deber por ser español. Eso es todo.

En España

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