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Fernando Martín

¿Es posible la unidad de acción en el baloncesto español?

La situación actual, con la selección en el mejor momento de su historia, con españoles triunfando en la NBA, con la ACB afianzando su condición de segunda liga del mundo... es una magnífica oportunidad para que demos un salto cualitativo y cuantitativo.

La semana pasada en Tirando a Fallar Vicente Azpitarte entrevistó a José Luís Sáez, presidente de la FEB, que entre otras cosas afirmó lo siguiente:

El baloncesto español debe tener una única marca global si quiere progresar, lo que significa que todas las sinergias tienen que estar en el mismo sitio porque en este momento la consecución de patrocinadores, la consecución de sinergias de trabajo en el mundo de nuestro deporte son muy complicadas, porque el fútbol lo fagocita todo, la NBA fagocita, y tenemos que trabajar con mucha unión y sinergias desde muchos puntos de vista para que todo sea un proyecto común.

Es cierto que desde un punto de vista comercial tendría todo el sentido la existencia de una única "marca" de cara a los patrocinadores que se quieren asociar al baloncesto, o como mínimo una serie de actuaciones conjuntas o coordinadas, pero el problema es que no existe un único baloncesto español sino dos marcas, FEB y ACB, que corresponden a baloncestos con visiones e intereses contrapuestos, y que por sus conflictos históricos se tratan con cautela y mutua desconfianza. La "fusión" en una única marca se antoja complicada, ya que ambos baloncestos tienen en común la vocación de liderazgo y una estructura muy presidencialista.

En la entrevista antes mencionada,cuando Vicente Azpitarte pregunta a José Luís Sáez acerca de los rumores sobre sus aspiraciones a la presidencia de la ACB, este niega los rumores y deja clara su preferencia por seguir presidiendo la FEB afirmando:

La Federación Española tiene muy a gala ser la primera marca del baloncesto a nivel español y a nivel internacional [...] la ACB es una magnífica marca y una magnífica organización pero no es uno de los temas que tenga como prioridad, como prioridad sí tengo poder trabajar conjuntamente para buscar que la marca única, la marca global, lo que puedan ser determinadas formas de cooperación y de fusión, pudieran estar trabajando conjuntamente.

Estos dos baloncestos están formalmente unidos pero en la práctica en muchos temas funcionan uno al margen del otro, o incluso, abiertamente, el uno contra el otro. Cuando en la entrevista Vicente Azpitarte le pregunta a José Luís Sáez si "abrazaría" a la ACB dentro de la Federación, éste responde: "No, no, es que la ACB estatutariamente está dentro de la Federación, [...] el presidente de la ACB es vicepresidente de la Federación Española [...] y que para mí los clubs de la ACB, y la ACB no los puedo pensar fuera de la Federación". Esta afirmación resume perfectamente la visión federativa, una unidad formal en la que los clubs, a nivel individual o como asociación, al final dependen de la Federación de una forma u otra.

El nacimiento de la ACB se produjo hace 27 años precisamente como reacción ante esa visión y el espíritu fundacional se puede resumir en que, ya que los club se gastan su dinero y corren con los riesgos, deben tener capacidad de gestionar su propio destino y sus competiciones. Además son los clubs los que pagan grandes sueldos a los mejores jugadores y están obligados a cederlos sin contraprestación alguna para que jueguen con la Selección Nacional, y en muchas ocasiones los recuperan demasiado tarde o vuelven lesionados. Para colmo, a veces se da la circunstancia de que en verano la imagen de algún jugador se utiliza en favor de un patrocinador que es competencia directa del patrocinador principal del club que le paga el sueldo durante todo el año.

La situación actual, con la selección nacional en el mejor momento de su historia, con jugadores españoles triunfando en la NBA, con la ACB afianzando su condición de segunda liga nacional del mundo, y con la organización en España del mundial del 2014, es una magnífica oportunidad para que en los próximos años el "baloncesto español" dé un salto cualitativo y cuantitativo y aumente su relevancia nacional e internacional. El problema es que para que se llegue a alcanzar todo el desarrollo potencial haría falta una mayor altura de miras, y que las organizaciones de los "dos baloncestos" pensaran más en los aficionados y en el desarrollo del deporte que les da sentido, en vez de en sus propios objetivos y en los protagonismos de sus dirigentes.

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