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¿Qué nos deparará Obama?

Obama no ha recogido ninguna copiosa cosecha de colaboraciones en la escena internacional. Los noes que recibe de sus colegas amigos y enemigos pueden ser menos estentóreos de los que oponían a Bush, pero no son menos abundantes.

El año que ha terminado ha estado marcado por la crisis económica internacional y el fenómeno Obama, que han interactuado entre sí. La crisis que estalla a mediados de septiembre del 2008 –a seis semanas de las elecciones aunque venía cociéndose desde un año antes– pudo pensarse que iba a recortar las ínfulas innovadoras del nuevo presidente, pero su dinámico jefe de Gabinete, Rahm Emmanuel dio el tono con una visión muy distinta: "Nunca se debe desaprovechar una buena crisis". La situación económica creaba oportunidades sin fin para intervenir en la economía, que era precisamente la esencia del programa del nuevo equipo de la Casa Blanca.

Como, para persistir en la ferroviaria metáfora, los Estados Unidos son la locomotora de la economía mundial, las averías de su maquinaria tuvieron repercusiones en todas la esquinas del mundo, el cual no empezará a encarrilarse mientras la locomotora siga renqueando. El año 2010 comienza sin aclararse la vital cuestión de cómo la crisis afectará a la distribución de poderes. Los avatares económicos han erosionado el poder americano, pero también el de todos los demás. A estos efectos, la principal incógnita es China. Con sus enormes reservas en dólares ha podido avanzar posiciones en todas partes comprando, prestando, invirtiendo, ayudando, pero la dependencia de su cliente americano y del valor de su moneda es tal que un retroceso americano podría afectarle de manera fatal. China y Estados Unidos pueden ganar o perder juntos.

Ciertos signos de recuperación en América no disipan los negros nubarrones que se ciernen sobre su futuro, debido a las dudosas técnicas que Obama y sus consejeros económicos han utilizado para luchar contra la crisis, apilando himalayas de deuda para los años posteriores, más allá de su actual mandato e incluso de un hipotético segundo. El hundimiento de la moneda americana ciertamente empañaría su poder y capacidad de influir. ¿Cómo sería un mundo en que el papel de Estados Unidos se viera eclipsado? Muchos han soñado estos años, pasando ahora al símil taurino, con infligir un castigo al toro americano para restarle fuerza, pero ¿cuántos quieren arruinar la faena y dar al traste con la fiesta?

El mismo Obama se ha adelantado ideológicamente a esos presagios, proclamando su país igual a cualquier otro, arrepintiéndose de su pasado y esperando que tan humilde actitud genere océanos de buena voluntad entre los que abominan del poder americano como freno de ambiciones opresoras y totalitarias. Durante el año ya terminado, la retórica gochista de los discursos de Obama no ha conseguido más que decepciones y empeoramientos del estado de las cosas. El fracaso de la cumbre climática de Copenhague podría tomarse como símbolo. Su sorprendente discurso de aceptación del premio Nóbel de la paz, en el que recordó el papel y la legitimidad del uso de la fuerza contra las amenazas a la seguridad y libertad, plantea la cuestión del alcance de sus palabras, tanto en el plano de lo práctico –que al menos en Afganistán le han llevado a seguir adelante– como ideológico. ¿Se trata de una adaptación táctica o realmente ha aprendido algo a lo largo de estos once meses de ejercer la más importante responsabilidad del mundo? Con toda su inelegante culpabilización a su predecesor de todos los males que le salen al paso y que pretende esquivar, Obama no ha recogido ninguna copiosa cosecha de colaboraciones en la escena internacional. Los noes que recibe de sus colegas amigos y enemigos pueden ser menos estentóreos de los que oponían a Bush, pero no son menos abundantes. La derecha ha comparado su política de concesiones y escamoteos con la de su correligionario Carter, pero éste, al menos, dijo haber descubierto la realidad soviética el día en que las tropas de Moscú entraron en Afganistán. Fue en el último año de su mandato ¿Se le habrá adelantado Obama? Lo veremos en este 2010.

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