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Fernando Herrera

La ceguera de RTVE

El impedirse el acceso de RTVE al mercado publicitario, el efecto es que se la deja ciega. Ya no podrá ni sabrá adaptarse a lo que demande el mercado. Es un futuro ciertamente negro.

Ya pasó la Nochevieja y ya comenzó el nuevo año. Los que disfrutaron de las tradicionales campanadas en la cadena de televisión pública nacional se encontraron en 2010 sin primer anuncio del año. Por el momento, el Gobierno no considera necesario que el ente público emita publicidad para su financiación, y ha encargado tan importante tarea a las televisiones privadas y los operadores de telecomunicaciones, que se unen en la misma a los ya acostumbrados contribuyentes.

Hombre, decir, como proclama una y otra vez RTVE, que la publicidad en la TV pública ha pasado a la historia es mucho decir. De la misma forma que este Gobierno ha tomado esta decisión ahora, la puede revocar con idéntica facilidad dentro de seis meses. Así pues, que nadie desdeñe volver a disfrutar de publicidad en RTVE. Es lo bueno que tiene vivir en sociedades democráticas avanzadas como la nuestra, que siempre el omnipotente Gobierno te puede dar una sorpresilla.

Pero asumamos que fuera así durante una temporadita. ¿Cuál será el efecto sobre RTVE? Para empezar, sus ingresos ya no dependen de ella misma y de la audiencia que pueda conseguir. Aunque este último indicador, la audiencia, le puede seguir guiando en sus decisiones "empresariales", lo cierto es que dicha audiencia no va a tener su reflejo monetario. Para las restantes teles, sí: a mayor audiencia presumiblemente consiguen más ingresos, y esto justifica la búsqueda de programas aceptables para su público.

Es más: como los ingresos de RTVE dependen de los de sus competidoras en audiencia, y los ingresos de éstas serán tanto mayores cuanta más audiencia consigan, parece que a RTVE le podría interesar minimizar el número de sus telespectadores.

Entonces, ¿cómo va a saber RTVE qué clase de programas incluir en su parrilla? El criterio seguido hasta ahora ya no le vale. En el fondo, al impedirse el acceso de RTVE al mercado publicitario, el efecto es que se la deja ciega. Ya no podrá ni sabrá adaptarse a lo que demande el mercado. Es un futuro ciertamente negro, como corresponde a la minusvalía que la decisión gubernamental le ha infligido.

En ausencia de criterios económicos, los criterios políticos son los únicos. Y no es que estos estuvieran ausentes hasta ahora de la gestión de RTVE, ni mucho menos. Pero en todo caso había una cierta disciplina impuesta por el objetivo de audiencia. Eliminado este objetivo, los criterios políticos son los únicos apoyos que le quedan a RTVE para su deambular futuro.

Me da la impresión de que la próxima Nochevieja, las campanadas ya no las veremos en RTVE. Al tiempo.

En Libre Mercado

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