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José T. Raga

...Mejor parado

Gobierno y sindicatos, también empresarios, deberían pensar mientras exista un parado, si la condición de éste no es el resultado de las dificultades estructurales para acceder al empleo.

La verdad es que yo nunca habría elegido esta opción, pero se nota que quienes opinan sobre estas situaciones no sienten en sus carnes la angustia del desempleo, ni tienen que enfrentarse ante la situación de quién me proporcionará o dónde encontraré el sustento para hoy. Regatear unas condiciones, cuando la alternativa es el paro, me parece una ofensa para el estado natural de las cosas y un desprecio para aquellos que se encuentran en el trance del sin trabajo y, quizá, con pocas esperanzas de que cambie su situación.

No voy a entrar en la tragicomedia escenificada, lamentable por otro lado, de una propuesta presentada por el presidente de la CEOE tratando de establecer una vía de incorporación al mundo del trabajo para jóvenes en espera de ello, y retirada de la misma, con rapidez inusitada, por el mismo que formuló la pretensión. La propuesta tenía todo el sentido, más aún si pensamos, y debemos pensarlo, que no se trata de una condena al joven que la acepte, para que su vida se desarrolle sin otro horizonte. Además, ya hay experiencia de algo semejante, como suele decirse, en alguno de los países de nuestro entorno; Francia sin ir más lejos. Es curioso que cuando se apela a la ejemplaridad del entorno, se hace para copiar algo que es aberrante, con la pretensión de que lo aberrante, deja de serlo si se comparte por más gente, pero nos olvidamos del entorno para lo noble y bueno.

Si eso que se llama negociación para el pacto social consiste en que cuando alguien reflexiona sobre una medida y la presenta como la que puede, si no solucionar el problema que asfixia a la sociedad, sí aliviar al menos en parte la fatiga que la asfixia produce, y cuando los demás le ponen mala cara tiene que retirarla para no quedar como el personaje antipático, el foro en cuestión es cualquier cosa menos un foro para la negociación. Se trata más bien de un espacio para la claudicación en la que unos, ya predeterminados, tienen la patente para imponer la solución, aunque nunca el éxito haya acompañado sus fórmulas mágicas, cuando otros está llamados a jugar el papel de la transigencia o, mejor, de la rendición.

Suponemos que tanto Gobierno como sindicatos estarán ufanos al constatar el ridículo en que ha quedado la propuesta de la parte empresarial, que, públicamente se ha configurado como algo incongruente y necio, hasta el punto de que el propio proponente de la medida se ha servido retirarla antes de someterse a consideración, con explicaciones que mejor habría sido no haberlas oído nunca. Sin embargo, ese engreimiento que les da el poder, no les estimula a explicar por qué en España, más que se dobla la tasa media de paro europea. Habrá que preguntarse por qué con unos sindicatos tan sabios, tan específicamente reguladores, tan sabiendo lo que interesa a los trabajadores, y con un Gobierno que bien podría calificarse de obrero, no tanto por su laboriosidad como por el ropaje con que le gusta aparecer para convencer a propios y extraños, nuestra tasa de paro se sitúa en el entorno del veinte por ciento. ¿No les dice que están fracasando en su propia tarea?

Pero ellos, erre que erre, poniendo condiciones y trabas al empleo, seguramente como instrumento para justificar su propia existencia, mientras el desempleo crece y crece, asegurando cada día, los que nos gobiernan, que ya ha pasado lo peor y que se ha iniciado la recuperación, depositando en los parados una esperanza vana, que se tornará pronto en una nueva frustración. ¿Es posible que los líderes sindicales –obsérvese que no digo representantes de los trabajadores, porque no creo que representen el interés de éstos– y un Gobierno socialista prefieran vivir en la ideología demagógica que en la realidad del sufrimiento y de la impotencia de tantos que queriendo trabajar no encuentran trabajo?

Para valorar esta situación, me surge una pregunta que no puedo menos que plantear abiertamente: ¿desde cuándo la cúpula sindical y sus miles de liberados no se han visto en la situación de buscar un empleo? El blindaje que la ley les brinda les permite ser los últimos de la plantilla que experimentan esta angustiosa situación, por lo que no es de extrañar que vivan un tanto al margen de ella. El sentido de error en la vida, la sensación de haber equivocado el camino llega al límite cuando, tras una larga preparación pasan años y más años sin encontrar la forma de ejercer una profesión, de desarrollar una actividad remunerada, de entregar a la sociedad la potencialidad de hacer y de transmitir lo que se ha ido acumulando durante el proceso de preparación.

Estadísticas recientes nos informan de que nueve personas cada día en España deciden poner fin a su vida, siendo una de las causas más significativas la impotencia ante la imposibilidad de encontrar un puesto de trabajo. Mientras tanto, exigimos condiciones, ponemos trabas y endurecemos las clausulas contractuales, no para ofrecer mejores oportunidades a los sin trabajo, sino para proteger a los que ya están trabajando.

Criticamos a los países de economías más abiertas, países de menor regulación, en los que se da más espacio a la adaptación contractual según las situaciones concretas; les acusamos de su falta de compromiso social, cuando la realidad es que ellos se están moviendo en tasas de desempleo que oscilan entre el cuatro y el seis por ciento, cuando nosotros nos instalamos en el veinte por ciento. Y digo yo, ¿hay algo más social que generar las condiciones para que todos tengan un puesto de trabajo? ¿O es que la prestación o el subsidio, cuando existen, son un nuevo signo bienestar?

Gobierno y sindicatos, también empresarios –aunque estos hemos visto que se desdicen pronto de lo que presentan– deberían pensar mientras exista un parado, si la condición de éste no es el resultado de las dificultades estructurales para acceder al empleo. Si así lo es, están cometiendo un crimen social. ¡Allá cada uno con su responsabilidad!

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