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Carmen Chacón o la falta de coraje

Carmen Chacón deseaba lidiar con el problema de la piratería a través de la lucha contra la pobreza, pero le ha salido el tiro por la culata, aunque no lo reconozca.

Es sabido que muchos políticos no tienen el coraje para decir la verdad. Muchos socialistas ni siquiera lo tienen para encarar la realidad. La todavía ministra de Defensa, Carmen Chacón, es uno de ellos. Hará cosa de un año, a los pocos meses de que la UE pusiese en marcha su operación Atlanta para proteger a buques en ruta cercana a las costas somalíes de los piratas de aquella zona, afirmó con solemnidad que gracias al despliegue los ataques se habían reducido drásticamente. Nada más falso. Los ataques piratas prosiguieron sobre la base de dos factores que nada tiene que ver con la presencial naval occidental: uno, el tecnológico, contar con buques y armas necesarias para sus actividades (sistemas a su disposición gracias a los abultados rescates pagados por varios países, entre ellos el nuestro); el segundo, puramente estacional: los piratas actúan mejor y más cuando las aguas del océano Índico están más calmas, esto es, de noviembre a abril. Cualquiera que haya navegado por allí sabe lo que es el monzón y lo que supone para las embarcaciones. Nuestra ministra de Defensa no.

Es más, sin rubor alguno ahora sale esta misma semana con que piensa reforzar el despliegue antipiratería en aquella zona, en lo que es una flagrante contradicción con su evaluación conocida del problema, básicamente, que iba a mejor. ¿Va a mejor o no Sra. ministra?

Aún peor, Carmen Chacón quiere ser percibida como la madre coraje, anunciando medidas de refuerzo y actuación, pero tal y como le pasó queriéndose arrogar la paternidad (perdón, maternidad) de la operación Atlanta (con cocina en El Elíseo no en la Moncloa), las dos cosas novedosas en las aguas de Somalia para nosotros, una, la extensión de la operación de la OTAN hasta el 2012 (final previsto hasta ahora, verano de este año) y actuaciones ofensivas por parte de Atlanta, vienen de nuestros aliados y, en especial, de nuestra vecina Francia, no del comandante en jefe español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Carmen Chacón deseaba lidiar con el problema a través de la lucha contra la pobreza, pero le ha salido el tiro por la culata, aunque no lo reconozca. Lo que la UE ahora quiere es no seguir con su táctica timorata, pasiva y defensiva, y atacar a los buques nodrizas que alimentan y sostienen a las lanchas rápidas con las que se cometen –o se intentan– los abordajes piratas. Sólo eliminando estos buques nodrizas se limitará el alcance y el número de agresiones, así como su zona de actuación.

Pero la ministra, parte de un Gabinete tan volcado al pacifismo, no puede reconocer tampoco en esta misión el cambio de su naturaleza. No tiene el coraje necesario no ya para decirlo a sus conciudadanos, sino ante su jefe. ¿Cuánto tardará el JEMAD en ejercer, otra vez, de su portavoz?

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