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Amando de Miguel

Palabras necias, oídos atentos

Don Juan se irrita con la generalización del tuteo, simplemente porque los egresados de la Logse ya no saben emplear el "usted". Me parece que la cosa viene de lejos, nada menos que de la guerra civil, en los dos bandos

Observo con deleite que hay muchos libertarios atentos a lo que se dice en el habla pública. Se trata de averiguar la predilección o capricho por ciertas voces que están en el diccionario, pero que no son usuales. Así aprendemos todos.

Salvador Vicente (Madrid, oriundo de Galicia) distingue entre las "zuecas" (= zapatones de madera) y los "zuecos". En el habla tradicional se utiliza la forma femenina. Las zuecas pueden ser de cuero, pero con la suela de madera, normalmente de roble (carballo).

José Antonio Martínez Pons (Madrid, oriundo del Bierzo) afirma que, en su tierra de origen, las almadreñas son realmente "madreñas" o "galuchas" (por la onomatopeya del ruido que producen al andar). Así se dice en el Vocabulario del Bierzo de Gerardo García Rey. El centro de esa comarca es Cacabelos, hoy municipio desnuclearizado. De ese pueblo era un tal Catuxa Mourazo, que criticaba a sus paisanos, los bercianos o ratiños. Añado que de Cacabelos es también José Carralero, eximio pintor y amigo, desde luego, nada desnuclearizado.

José María Navia-Osorio argumenta que los zuecos gallegos carecen de gracia frente a las "madreñas" asturianas. Añado que en los diccionarios tradicionales (el de Autoridades, el Barcia, el Hernández Alonso) figura la equivalencia entre madreñas, almadreñas y galuchas. Señalan que es un calzado de madera, especial para caminar sobre la nieve o el barro y que se utiliza en las zonas montañosas de Castilla, León y Madrid.

Santiago Fernández Burillo (Lérida) me pide información sobre la llamada "violencia de género". Mejor sería decir "violencia doméstica", porque es la que se produce en el espacio íntimo familiar, aunque la mayor parte de las víctimas sean mujeres. La legislación vigente ha propuesto nada menos que la "erradicación" de esa forma de violencia, en su forma de uxoricidio. Pero lo cierto es que va a más o por lo menos no disminuye sensiblemente. La causa fundamental está en la situación, cada vez más general, de las familias desestructuradas: parejas de hecho, parejas inestables, presencia de extranjeros marginados. Lo fundamental es que esas situaciones estén lejos de los lazos de control social. Lo malo es que esas causas no deben ser mencionadas, según el código no escrito de la "corrección política". Por lo mismo, la "extirpación del clítoris" no se puede mencionar; en su lugar hay que decir "mutilación genital" o "ablación".

Juan Pérez Klott comenta el uso inadecuado de algunas palabras en el habla corriente. Por ejemplo, se abusa del verbo "exigir", cuando no está claro el derecho que se tiene a lo que se pide. En su lugar, sería mejor el verbo "pedir". Más educado me parece a mí lo de "solicitar", como se suele poner en las instancias. Lo de "exigir" es más bien una acción de protesta. Otro mal uso que detecta don Juan es el de "hasta luego", que ha sustituido al "adiós". En efecto, el "hasta luego" implica una relación continua que muchas veces no se produce. Supongo que es una adaptación del inglés I´ll see you later, reducida en la práctica a see you. Don Juan se irrita, además, con la generalización del tuteo, simplemente porque los egresados de la Logse ya no saben emplear el "usted". Me parece que la cosa viene de lejos, nada menos que de la guerra civil, en los dos bandos. Es una finura que podamos alternar el tú con el usted. En inglés, el equivalente del tuteo es el repetido uso del nombre propio en lugar del apellido. En la España actual el usted se reserva a personas que no se conocen y entre las que hay una notable diferencia de edad o de posición social. Pero esas barreras también tienden a romperse.

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