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Maite Nolla

El milagroso Max

Donde habría que buscar posibles culpables dispuestos a llevarse por delante a Garzón es en la izquierda casi en exclusiva.

Yo creo que Garzón es un personaje desahuciado en su mayor parte; no totalmente, pero de ésta no le saca ni el milagroso Max. Actualmente está en el borde de la punta del vértice del límite del banquillo, o algo así. Hay cosas que son opinables y hay otras que son simplemente basura, y relacionar esto con la Falange, Franco y con su abuela es basura. Para empezar, si esto fuera una novela policíaca, donde habría que buscar posibles culpables dispuestos a llevarse por delante a Garzón es en la izquierda casi en exclusiva. Podemos hablar del felipismo en bloque. Sólo Leguina o Rodríguez Ibarra han utilizado con Garzón el calificativo de prevaricador sin matizar con el habitual presunto. Les ahorraré una lista completa de enemigos entre los que formaron parte del Gobierno de Felipe González y que querrían ver a Garzón imputado, condenado o simplemente apartado de la carrera judicial.

Otros son sus propios rivales. Entrevistado por Luis Herrero, un representante de una asociación de jueces más o menos independientes reconocía que sólo la mitad de los magistrados son miembros de alguna asociación judicial. Sin embargo, la práctica totalidad de los cargos judiciales de naturaleza más o menos política se proveen de jueces miembros de esas organizaciones. A Garzón nunca le propondrían para vocal del Consejo General del Poder Judicial o para magistrado de tal sala los del PP; a Garzón le va a proponer el Gobierno actual o el PSOE cuando esté en la oposición. Por eso, algunos de los que quieren quitarlo del medio son sus rivales progresistas a estos cargos.

Y el problema no es que a Garzón parte de la izquierda le espere emboscada, sino que él, encima, se lo pone fácil. Se confesaba a Iñaki Gabilondo la fiscal que trabaja con Garzón y decía que ellos están en la Audiencia Nacional para cambiar el mundo. Una visión muy bonita, pero irreal y fuera de las atribuciones de la Audiencia, que además hace ver que los demás juzgados y tribunales se dedican a la gestión de residuos; sin embargo, lo cierto es que cada uno tiene sus competencias y lo demás es literatura.

La frase "afortunadamente ha desaparecido de nuestro sistema judicial la confesión forzosa mediante la tortura" nos cuadraría en una sentencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos o en un informe de Amnistía Internacional, pero es parte de un Auto del Tribunal Superior de Justicia de Madrid refiriéndose a una actuación de Garzón. Ese es el problema del juzgado donde pretenden arreglar el mundo, que pasan cosas como ésta.

Lo bueno es que de las guerras políticas puede que le salven otras guerras políticas, pero de sus propios errores no le salva ni un milagro. ¿Que quién es el milagroso Max? Se lo cuento otro día.

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