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Pedro de Tena

De la Caja única a sálvese la que pueda y con quien pueda

Cuando las cajas se fusionen con otras en otras regiones, de mantenerse el mismo sistema de gestión, con intervención política regional y/o municipal, ¿cuál de estas cajas será la caja fuerte que necesite Andalucía?

Acaba de anunciarse el maridaje entre Cajasol y la Caja de Ahorros de Guadalajara y se barrunta una fusión entre cinco cajas dispersas por la geografía española, una de las cuales sería Caja Granada o La General, que es como la conoce el pueblo. Puede recordarse aún aquellas soflamas ideológicas de Chaves y su equipo, en el que estaba Pepe Griñán, sobre la necesidad imperiosa de una Caja Andaluza Única, una Caja de Cajas, que permitiera a la Junta controlar más del 60 por ciento del sistema financiero andaluz. El que se oponía a tal proyecto era antiandaluz, antiprogreso y antitodo, además, si llegaba el caso, se le tildaba de fascista o ultraderechista. ¿Y dónde está ahora ese discurso supuestamente sesudo, racional, riguroso y motivado por una "alta política andalucista"? En el cubo de la basura de la historia. ¿Y qué? Es la costumbre: el PSOE andaluz hace el discurso que le interesa, no el discurso del sentido común y la racionalidad. Y luego lo cambia y no pasa nada.

De la Caja Única se pasó a las fusiones por decreto entre cajas andaluzas para andar con celeridad en el camino de una futura caja de cajas blanquiverde y al servicio de la Junta. De ese modo, Unicaja se presentó como el salvador de Cajasur, la cordobesa, que no estaba precisamente en su mejor momento. Igualmente, El Monte y Caja San Fernando se matrimoniaron a la desesperada y aún hoy tienen heridas sin cicatrizar. Caja Granada dijo que nanay del Paraguay y Caja Jaén, la chica, iba camino de Unicaja.

Pero es que ahora Griñán dice que le parece estupendo y bien encaminado que la caja sevillana, Cajasol, se fusione con la Caja de Guadalajara. Es más, aplaude la hipotética fusión de La General con otras cinco cajas tan próximas como Caja Cantabria, Cajastur, Caja Murcia, Caja Extremadura y Caixa de Baleares. Es más, añade: "No será Andalucía la que ponga barreras nacionalistas que sofoquen las pervivencia de las cajas". Los consejos de administración de Cajasol y Caja Guadalajara aprobaron ayer por unanimidad el proyecto de fusión, que se ratificará por parte de sendas asambleas el próximo 8 de junio.

Dice Griñán: "Ya se lo dije al presidente de Caja Granada, que la apuesta no es mala si de lo que se trata es de salvaguardar el modelo de las cajas de ahorro, un modelo eficiente y de responsabilidad social, y ese modelo no puede convivir con cajas de pequeñas dimensiones". El presidente de la Junta es partidario de que las cajas ganen tamaño y amplíen el territorio y, en el caso de la entidad granadina, ha dicho, "se busca" una entidad de mayor tamaño respetando la singularidad y las obras sociales correspondientes, aunque "integrando" responsabilidades y recursos, lo que resulta "más que una fusión fría".

¿Cómo se casa esto con la vieja idea de la "caja única" que, impulsada por Manuel Chaves y Magdalena Álvarez, permitió desalojar a barones como Isidoro Beneroso y Juan Manuel López Benjumea de El Monte y Caja San Fernando y arrinconó a la Iglesia en Cajasur? ¿O es que la idea de la caja única no era más que una idea circunstancial y oportunista destinada a barrer enemigos y ganar poder y no una estrategia decidida con seriedad para propiciar el desarrollo económico y social de una Andalucía fuerte.

Griñán, en un ejercicio de funambulismo político y de erratismo lógico, reitera que lo que quiere la Junta es una caja de ahorro "fuerte" en la comunidad y que este proceso se puede "incrementar con más fusiones". Pero, claro, cuando las cajas se fusionen con otras en otras regiones, de mantenerse el mismo sistema de gestión, con intervención política regional y/o municipal, ¿cuál de estas cajas será la caja fuerte que necesite Andalucía?

Por el camino que se va, y atendiendo a los números, las oficinas y el servicio, la mejor caja de Andalucía será, por qué no, La Caixa que pisa los talones de Unicajasur con un 10 por ciento de cuota de oficinas y casi 40.000 millones de euros de volumen de negocio, creciendo año a año en pueblos y ciudades andaluzas.

Sirvan las palabras anteriores para lamentarnos de la falta de consistencia intelectual y de políticas de calado en un Gobierno socialista que pasa del blanco al gris o al negro o al amarillo sin importarle un pimiento la lógica. Conocedor de la mala memoria que tenemos los ciudadanos y experto en el arte de propagar lo que sea, ahora, en un proyecto diferente radicalmente de la Caja Única, si antes eran antiandaluces los que se oponían a la Caja única por cojones, ahora serán antiandaluces los mismos cuando se opongan a este guirigay porque, se dirá, no quieren que las cajas andaluzas salgan de la crisis.

Lo único que hay que añadir es que, pese a la apariencia que Pepe Griñán quiere dar de racionalidad y de rigor científico, económico, político e incluso ético, su triple salto mortal sobre las Cajas le retrata. Aquí no hay otra cosa que discurso socialista para que el PSOE siga en el poder y en las Cajas, las viejas y las nuevas. Lo demás, la racionalidad, el rigor, el proyecto político sólido, la altura de miras, la coherencia... no son más que valores burgueses o incluso recetas de la derecha o el liberalismo, el neo y el paleo.

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