Menú
Agapito Maestre

Zapatero, ideología y el desempleo

El problema no es Zapatero, sino los cientos de estultos y cínicos analistas "políticos" que no levantan acta de su maldad. ¡En el pecado, sin duda alguna, llevan su penitencia!

Mientras el Gobierno ejerce el poder con contundencia y precisión, los medios de comunicación producen ruidos y más ruidos. Nada. En efecto, hay ruido, mucho ruido, y poca crítica política. Quiero decir que resulta extremadamente grave que los grandes medios de comunicación se presenten únicamente como "medios", barreras, para ocultar las trampas de los poderosos. Del poder. Empieza a ser terriblemente ridículo, incluso patético, que los periódicos nacionales oculten, o mejor, no se tomen en serio leyes y acciones del Gobierno de Zapatero que ponen, precisamente, en cuestión su propio capital intelectual, a saber, actuar como críticos del poder. 

Mal análisis político es aquel que confunde las causas con los efectos. El periodista que demanda de Zapatero unas palabras, un discurso, en fin, algo que oriente a los españoles contra la crisis institucional y las tensiones ideológicas provocadas, según estos "finos" analistas, por la extrema izquierda, en mi opinión no se ha enterado de lo que está pasando en España o, peor aún, simulan su estulticia. Estultos o cínicos, faltos de capacidades intelectuales o sobrados de inteligencia, los periodistas que exijan ahora, a mitad de esta dramática legislatura, un discurso a Zapatero para probar su liderazgo democrático, es decir, un programa para sacarnos de la crisis económica, social y moral de España, estarán actuando como un auténtico valladar del poder, o sea, como alguien que está defendiendo al poderoso.

Nadie con un poco de cordura puede pedirle al presidente de Gobierno que nos salve del infierno ideológico que el mismo Zapatero, desde el año 2004, ha diseñado y construido con precisión socialista. Totalitaria. No ha dejado nada para la improvisación. Ha legislado hasta cómo hay que poner las losas en los cementerios. El ataque a las instituciones del sistema político, la movilización ideológica contra la Transición, el resucitar del guerracivilismo, el fomento del odio entre españoles, el obligarnos a construir nuestra propia memoria de acuerdo con los dictados del Estado, etcétera, etcétera, no son cosas de grupos de "extrema izquierda". Son las grandes "creaciones" políticas de Zapatero. Son las bases para ganar las próximas elecciones. Son las columnas sobre las que sustentar un régimen con una oposición ficticia. Un simulacro de democracia. 

Sin embargo, cientos de periodistas se engañan. Tigres de papel. Estultos y cínicos siguen coreando que esas acciones y leyes de Zapatero son meramente ruidos. Columnas de humo simuladas. Nada sin importancia. Más aún, gruñen estos grandes imbéciles o trincones de la prensa esas leyes, esos jueguecitos de Zapatero, sólo sirven para que éste oculte la crisis económica. Imbéciles y cínicos enteraros de un puñetera vez que "eso" que llamáis ruido es la columna vertebral de los políticos sin escrúpulos. La ideología es el fuego. Es un terrible incendio que comienza a extenderse por todas partes. Pronto, más pronto de lo que algunos imaginan, a este país ya no lo reconocerá ni la madre que lo parió. Volvemos, sin que nadie lo remedie, al salvajismo de los años treinta. Vale.

Esperar, pues, de Zapatero unas palabras de alivio, como algunos le pedían de su comparecencia en el Senado para contestar la pregunta de Pío García Escudero sobre qué hará el Gobierno para frenar el paro, era una quimera. Otro autoengaño. Nadie cuerdo puede pedirle a Zapatero que tome medidas serias de carácter estructural contra la crisis económica, pues que, desde el año 2008, este político sólo ha pretendido mantenerse en el poder con el populismo, o sea, no remediando el desempleo sino subsidiando, dándoles un trozo de pan, a los parados. Ha vuelto a repetirlo en el Senado: "Yo seguiré subsidiando a los parados". Zapatero, sí, es el "modelo" de gobernante, o mejor, de político dispuesto a sacrificar a su país con tal de mantenerse en el poder. Por un puñado de votos este tipo es capaz de cualquier cosa.

El problema no es, sin embargo, Zapatero, sino los cientos de estultos y cínicos analistas "políticos" que no levantan acta de su maldad. ¡En el pecado, sin duda alguna, llevan su penitencia! En verdad, quien demande a estas alturas de la legislatura que Zapatero tome medidas para enfrentase a la crisis económica, o que defienda las instituciones políticas del ataque al que están siendo sometidas por los protectores de Garzón y compañía, está cayendo en algo peor que la ingenuidad. Está protegiendo al presidente del Gobierno para que siga haciendo barbaridades.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados