Menú
Agapito Maestre

¡No pasa nada!

El afán de servicio de El País no empieza ni termina con este tipo de ayuda puntual hacia Garzón, sino que trata de dar legitimidad intelectual al principal objetivo ideológico de Zapatero: vincular el actual régimen político al de la Segunda República.

La situación económica es mala, pero la perspectiva política es aún peor. La política en España ha muerto. El socialismo ha conseguido revitalizar la propaganda que llevó a España a una guerra civil, o sea, extender por todas partes que sólo es "verdad" lo mantenido por los socialistas. Los otros no existen sino como comparsas. Zapatero ha vuelto a sepultar la política en propaganda socialista. El diario El País sigue siendo el mejor vocero de este tradicionalismo propagandístico, que implica la desaparición casi absoluta de la autonomía del pensamiento. El País, sí, será ahora quien tome las riendas para dirigir la propaganda de Zapatero.

La agitación a favor de un partido para ser efectiva tiene que ser plausible. Por eso, este periódico utilizará, por un lado, su poder de persuasión basándose en asuntos obvios, por ejemplo, es menester que la oposición arrime el hombro para resolver la crisis, pero, por otro lado, siempre mentirá con descaro y malicia para asustar al oponente, por ejemplo, decía en su editorial del domingo "la excepcionalidad (de la situación de crisis) no es del Ejecutivo". Terrible. Zapatero ha cambiado radicalmente toda su política, pero el periódico dice que eso no es excepcional. Vale.

A partir de ese tipo de engaños y falsificaciones, veremos siempre dos líneas de "razonamiento": primero, simulará que es menester la colaboración de la oposición con el Gobierno; más aún, tratará de fundamentar, y no sin razones de peso, que las medidas tomadas por Zapatero para resolver la crisis económica surgen de una situación excepcional de carácter internacional; pero, en segundo lugar, no dejará pasar ocasión alguna para estigmatizar a la oposición, es decir, para propagar las mismas consignas que el Ejecutivo ha retomado de la "política" sectaria de la Segunda República.

La crítica, la argumentación y el análisis no son nada ante el peso de la "tradición" totalitaria de la izquierda. La portada de El País del sábado 15 de mayo es otro canto atrabiliario a esa propaganda. El titular de cabecera será recordado por las próximas generaciones como el mayor monumento a la movilización y la agitación política del siglo XXI. La entrada al titular rebasaba en falsedad incluso a la prensa de partido: "La extrema derecha y el Supremo culminan su acoso contra el magistrado". El País es, sin duda alguna, el primer periódico europeo que ha hecho de las tradiciones totalitarias sus mejores aliadas: el engaño, la mentira y la propaganda son las principales armas para arruinar la vida política. Lejos de informar con limpieza sobre el procesamiento del juez y, sobre todo, por la resolución que le apartaba del cargo, a esta gente, como a Zapatero, sólo le interesa seguir pegándole patadas a un burro muerto: el "franquismo". 

Pero, sin duda alguna, esta nebulosa antifranquista de las últimas décadas, dirigida generalmente por antiguos servidores del franquismo, está conduciendo a El País a un triunfo sin precedentes contra la ilustración política. La portada del sábado es una prueba más de su acoso a la democracia como voluntad política de verdad. De hecho, en España la política es un asunto extraño, efímero y casi milagroso, porque la mayoría de la prensa española no está dispuesta a discutir, argumentar y, sobre todo, a mirar con naturalidad lo que acontece. El tradicionalismo sectario es todo para El País: Garzón es de los nuestros y punto. Lejos de intentar superar la tradición totalitaria de la izquierda, este periódico considera que las tradiciones son intraspasables. La "tradición" es superior a la crítica.

Por eso, precisamente, hoy por hoy, El País es el periódico más reaccionario de Europa. Ni siquiera la prensa de partido, por ejemplo, el periódico de Roures y Zapatero, consigue equipararse en arbitrariedad y corrupción al lenguaje terrible de El País. El engaño, la agitación y la mera propagada de partido es su gran designio. He aquí la prueba: "Garzón cae por investigar el franquismo". Este titular es tan falso como su entradilla. Garzón sólo ha sido suspendido por estar imputado en un delito de cohecho y prevaricación. Y, además, es apartado de la Audiencia por unanimidad de todos los vocales del Consejo General del Poder Judicial.

El afán de servicio de esta cabecera de la prensa española hacia el Gobierno de Zapatero no empieza ni termina con este tipo de ayuda puntual hacia el ex magistrado Garzón, sino que trata de dar legitimidad intelectual al principal objetivo ideológico de Zapatero, a saber, vincular el actual régimen político al de la Segunda República. El titular del sábado es otra prueba más de que Zapatero está consiguiendo su objetivo. La izquierda española sigue en los años treinta, o peor, prosigue decididamente la batalla que comenzó el Frente Popular en el 36. La mentalidad, el lenguaje y la acción de la izquierda están basados sólo y exclusivamente en el odio al que no piensa, no dice y no actúa según los cánones que todos los días ellos mismos reparten desde su poder político, económico y, sobre todo, de propaganda.

Ésa es su fuerza. Aquí son implacables. El País es el mejor ejemplo de este retroceso a los terribles años treinta. Nada de matices. El pensamiento no es autónomo. El periodismo está al servicio de la ideología; por eso, porque Garzón es un juez con ideología socialista, dice este periódico, ha sido expulsado temporalmente de la carrera judicial. Nadie se engañe, pues, con la adscripción ideológica de los jueces del Consejo General del Poder Judicial: todos son de extrema derecha. Todos son unos franquistas. El diario El País nos lo ha aclarado con su titular: Garzón cae por investigar el franquismo. La extrema derecha y el Supremo culminan su acoso contra el magistrado.

Este asunto es, además de bochornoso para cualquier hombre libre, una prueba concluyente de la desaparición del pensamiento crítico en España. Lo decisivo no es el pensamiento sino la causa de Zapatero. Horror.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados