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Amando de Miguel

Palabras vanas, ideas confusas

Don Ramón critica el uso excesivo que se hace ahora del verbo "arrebatar". A lo mejor tiene razón. Conviene reservar ese verbo siempre que haya un movimiento con fuerza, intensidad, violencia, vehemencia, entusiasmo.

Daniel López comenta lo oscuras que resultan algunas expresiones tópicas de los meteorólogos. Por ejemplo, "nubes de evolución" o "lluvias localmente moderadas". Entiendo que ese lenguaje procede de las convenciones de los presentadores o locutores que comentan el tiempo atmosférico en los medios. El sintagma "nubes de evolución" es una especie de apócope de "nubes de evolución diurna", esto es, las que se forman durante el día. Lo de que las lluvias sean "dispersas" o "localmente moderadas" es otra forma de decir que los meteorólogos no saben bien qué es lo que va a ocurrir. En los Estados Unidos los partes meteorológicos dan, a veces, el porcentaje de probabilidad de que llueva o nieve en uno u otro punto. Lo que nunca hacen los predictores del tiempo atmosférico es decir si han acertado o se han equivocado en las predicciones que hicieron el día anterior.

Jocar Marroc me pide que especifique qué es eso de los "ricos", de los que tanto se habla ahora. ¿Son los que ganan más de 60.000 euros al año? Para mi criterio, los verdaderamente ricos son los que tienen todos sus gastos pagados, bien sea porque son políticos o grandes empresarios. En la parla política actual, los "ricos" son casi lo contrario: los que se tienen que pagar sus gastos, incluidos los impuestos.

Hug Banyeres sostiene que "nesciencia" equivale a ignorancia pero no culpable, por ejemplo, el caso de un niño que todavía no sabe hablar. Yo le doy el sentido opuesto de la ignorancia culpable. Se trata de un cultismo, pero los romanos le daban también el sentido de no revelar lo que uno siente por dentro. Por ejemplo, quod scis, nescis, esto es, "cállate, como si no supieras nada" (Terencio).

Ramón Herach Aguilar arguye que me salí por la tangente con mi explicación de "a lo mejor". Insisto, el equivalente de esa expresión es "quizá". Por tanto, no tienen mucho sentido decir "a lo peor", si lo que sigue es una acción maligna o pesarosa. Por ejemplo, puedo decir "a lo mejor me toca la lotería" o "a lo mejor no me toca la lotería". La posible confusión se deriva de que los españoles entienden la probabilidad o la suerte como algo, en principio, benigno. Por eso recurren a ese sintagma de "a lo mejor". Don Ramón critica el uso excesivo que se hace ahora del verbo "arrebatar". A lo mejor tiene razón. Conviene reservar ese verbo siempre que haya un movimiento con fuerza, intensidad, violencia, vehemencia, entusiasmo.

Manuel Lameiro (New Jersey, Estados Unidos) acusa el lío, que ahora se observa, con la distinción entre "difícil" y "complicado". En efecto, en el habla existe esa confusión, y encima con otro sinónimo: "complejo". Para salir de dudas, lo mejor es establecer estos tres pares de antónimos: (1) complicado-sencillo, (2) complejo-simple, (3) difícil-fácil. El problema está en que, quizá por influencia del inglés o de la mentalidad prevaleciente, se evita la polaridad "difícil-fácil". En cuyo caso, lo difícil se hace ver que es complicado o complejo. Pero lo complicado o complejo puede ser fácil, si se estudia bien o se aplica el esfuerzo adecuado.

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