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Gabriela Calderón

Distorsiones históricas y la crisis

Cuando estalló la crisis de 1929, el presidente Hoover creía en un Estado más intervencionista. Fue durante su administración cuando se implementaron los altos aranceles de la ley Smoot-Hawley y cuando también se aumentó el gasto público.

El historiador sueco Johan Norberg describe en Financial Fiasco cómo la política monetaria y de vivienda, las regulaciones y las innovaciones financieras que resultaron de ésta, se combinaron para formar la "tormenta perfecta". Pero lo más interesante del libro es que el autor considera que la reacción a la crisis en EEUU se debe a una distorsión histórica: que Herbert Hoover, el presidente que estaba en el poder cuando la depresión estalló en 1929 era un dogmático de libre mercado y que Franklin D. Roosevelt (FDR) se trataba de un presidente pragmático que intervino en la economía y la sacó de la depresión.

Sin embargo, dice Norberg, el que puede ser justamente calificado como un presidente de libre mercado era Warren Harding, quien sacó al país de la depresión de 1921. Aunque Harding era proteccionista, en lo demás solía oponerse a la intervención estatal en la economía. Su respuesta a la crisis fue reducir los impuestos, disminuir el gasto federal en un 50% durante dos años, y permitir que los salarios caigan y que las empresas compitan entre ellas. Para 1922, la economía creció a 6% y el número de desempleados cayó de 4,9 millones a 2,8 millones. La depresión se acabó en poco menos de un año.

Pero cuando estalló la crisis de 1929, el presidente Hoover creía en un Estado más intervencionista. Fue durante su administración cuando se implementaron los altos aranceles de la ley Smoot-Hawley causando que la depresión afectara al resto del mundo. También "aumentó el gasto público, lanzó un programa federal de obras públicas y empezó a subsidiar el sector agrícola que él había destruido cuando inició la guerra comercial", asevera Norberg. Hoover intervino para prohibir que los salarios cayeran, catapultando la tasa de desempleo a casi 25%.

En la campaña electoral de 1932, su opositor FDR lo acusó de ser un despilfarrador que aumentaba impuestos, un proteccionista y un centralista. No obstante, el hombre que se había quejado de que "el gobierno cuesta mucho" en 1932 triplicó el gasto federal incluso antes de la Segunda Guerra Mundial. Norberg concede que muchos de los programas creados en su administración "redujeron considerablemente el sufrimiento de la gente durante la crisis" mientras que "otros proyectos, en cambio, causaron un daño inmediato". Un ejemplo de estos últimos fue la idea de aumentar los precios de los alimentos para aliviar a los agricultores. Para lograr precios altos, el gobierno de FDR destruyó grandes cantidades de tierra agrícola, cultivos y carne. El resultado fue más hambre y más desempleo entre los trabajadores agrícolas.

Norberg dice que un mito similar se está formando acerca de G.W. Bush a pesar de que durante sus dos administraciones se crearon 78.000 páginas de regulaciones federales al año. Además, Clinton redujo en 969 los burócratas federales, Bush los aumentó en 91.196. Durante la presidencia de Bush, el gasto público aumentó a un paso más acelerado que con cualquier otro presidente desde Lyndon B. Johnson. Finalmente, aprobó el primer paquete de rescate para Wall Street. Obama simplemente parece estar continuando su dirección intervencionista.

© El Cato

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