Poul Nyrup Rasmussen, presidente del Partido de los Socialistas Europeos, declaró en una entrevista en El País: "Los hedge funds presionan a un país hasta el límite. Son capaces de forzar un recorte del sistema de bienestar". O sea que unas personas que invierten dinero de particulares reducen, ellos solos en su pérfida soledad, nuestro bienestar. Bobadas.
Los hedge funds invierten de manera privada y utilizan unas técnicas de inversión que pueden ser bastante arriesgadas, como las operaciones a corto o el uso de derivados. Pero no pueden reducir el bienestar de nadie salvo de sus partícipes. No hay posibilidad de presionar a ninguna autoridad que haga las cosas bien. Y si las hace mal, como nuestro gobierno, sin ir más lejos, no padece otra "presión" que la de los propios errores de Rodríguez Zapatero y sus secuaces. Digamos, si un gobernante aumenta el déficit público como lo han hecho los socialistas, lo que no se puede es pretender que no pase nada. Salvo, claro está, que uno sea Andreu Missé, que seriamente le preguntó a Rasmussen: "¿Cuál es el peligro de los hedge funds, los fondos especulativos que están encareciendo la deuda?".
Malditos especuladores, ellos solos en su pérfida soledad, están consiguiendo que el Estado nos suba los impuestos para pagar una deuda pública encarecida. Otra vez, esto es una majadería. Los gobiernos acuden a los ciudadanos y a cambio del dinero de éstos les ofrecen deuda pública, es decir, unos papelitos donde se comprometen a devolverles el dinero con un determinado interés. Los gobiernos no son todos iguales y de ahí que el precio de la deuda y su rentabilidad estén en función del riesgo: digamos, no es lo mismo prestarle dinero a Angela Merkel que a Robert Mugabe. Pero esto no significa que ningún siniestro especulador encarezca la deuda de Zimbabue: esa responsabilidad atañe sólo a la tiranía que allí desgobierna. Mutatis mutandi...