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Eva Miquel Subías

Il pericolo numero uno... la donna

Sara Carbonero se ha convertido en un símbolo, en la imagen de mujer profesional, perspicaz, joven, hermosa y actual, que ha sabido soportar la presión como una auténtica campeona y que además, reporta cifras millonarias a la cadena.

La Carbonero ha tocado el cielo con sus tostadas manos. Y no porque nuestro queridísimo Iker Casillas le haya dado un beso ante las cámaras del mundo entero como triunfo del amor y la pasión. Y tampoco porque nos hayan tenido en vilo esperando como en su día hicieron Robert Redford y Kristin Scott Thomas en un baile de esos donde la tensión emocional nos deja inmovilizados. No. Hay tantas clases de besos... un día podríamos hablar de ello. Pero no ahora, que me despisto.

Decía. Ha tocado el cielo por otros motivos. Paolo Vasile, que es más listo que nadie y no da jamás puntada sin hilo, lo vio hace ya mucho tiempo. Y apostó fuerte. Sin dudar ni un solo momento de la profesionalidad de la periodista deportiva sabía que esos ojos verdes darían mucho que hablar. Y que serían de altísima rentabilidad para la "cadena alegre". Así fue. The Times, por ejemplo, se subió al carro y entró a jugar a fondo, pero la pifió por mostrar su visión más machista del asunto y culpabilizar a la compañera de nuestro portero más grande de desestabilizarlo al ubicarse cerca del guardameta a la hora de realizar su trabajo, que no era otro que retransmitir lo que en el terreno de juego iba sucediendo.

El portero, tras más de un mes de soportar reproches a su persona pero sobre todo a su novia, tras más de un mes de realizar un trabajo impecable y darnos, junto a sus compañeros, una alegría inmensa a los españoles –cuya marca parece que volvemos a lucir– no hizo más que soltar la tensión acumulada y en un acto de generosidad, espontaneidad y de caballerosidad, regalarle a su chica un beso de esos. De esos que se recuerdan siempre. Da lo mismo que haya quien salga ahora con que ese beso entorpeció el trabajo de la periodista y que, de haberse producido en sentido contrario, la estarían dialécticamente lapidando. Quizás sí. Pero no seamos aguafiestas.

Miriam González, la mujer de Nick Clegg, ha enviado un escrito al director de The Times instándole a pedir disculpas y corregir algo impropio de un periódico de su categoría al considerar que sigue siendo la mujer la responsable de lo que su pareja haga o deje de hacer en su ámbito profesional. Aunque tampoco deberíamos olvidar que el rotativo británico se hizo eco de lo que en su día fueron comentarios de seguidores españoles. Porque para machistas, los nuestros. No nos engañemos ahora.

Así las cosas, Sara Carbonero se ha convertido en un símbolo, en la imagen de mujer profesional, perspicaz, joven, hermosa y actual, que ha sabido soportar la presión como una auténtica campeona y que además, reporta cifras millonarias a la cadena. Vean si no, los milloncejos de eurillos que Telecinco está pidiendo como cesión de tan famosa imagen.

Y en este clima de conmoción nacional ha arrancado el Debate sobre el Estado de la Nación. Atentos también a las referencias a la victoria española que de buen seguro se van a producir durante las sesiones plenarias. No van a tener desperdicio, seguro. Horas antes, sin ir más lejos, el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista ya lo aventuraba y en plan ingeniosillo apuntó aquello de que seguro que el "PP va a dar patadas", en clara alusión a los jugadores holandeses que olvidaron el pundonor en remojo bajo uno de sus canales.

Veremos. Pocas sorpresas habrá, me temo. El presidente lo tiene francamente complicado, Mariano Rajoy –que también se juega lo suyo– debería aprovechar la ocasión para consolidarse, no sólo en las encuestas, sino ante toda España como una auténtica alternativa al actual Gobierno y los nacionalistas catalanes jugarán su particular mano, que no es otra que posicionarse de cara a las próximas elecciones autonómicas con la llegada del otoño.

La crisis económica y las medidas de ajuste aprobadas centrarán buena parte del debate, así como la preparación de los próximos Presupuestos Generales del Estado con la anunciada Huelga General a modo de sombrilla. En cuanto a las consecuencias derivadas de la polémica sentencia del Estatut de Catalunya que ha dejado a Montilla aullando en la cuneta política, pocas novedades cabe esperar. Aunque en este punto, me da a mí, que sí existe para algunos una donna como pericolo numero uno. Y ella sí sabrá aprovechar sus minutos. Los apurará al máximo, de hecho.

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