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Amando de Miguel

El lenguaje del fútbol

Dado que la palabra "España" se pronuncia tantas veces, de un momento a otro estoy esperando que los cronistas griten "arriba España". En otros siglos se habría dicho "cierra España".

No soy futbolero, pero no puedo dejar pasar la fiebre colectiva que nos ha rodeado con ocasión del campeonato mundial de fútbol. El asunto es todo un "fenómeno sociológico", algo que se dice siempre de lo que sorprende y resulta inexplicable. La sorpresa es ahora que la identidad nacional de los españoles, que creíamos perdida, se ha revitalizado de golpe con el pretexto de los partidos de fútbol hasta llegar a la victoria final.

Encuentro que, en las retransmisiones de los partidos (bastaría decir "transmisiones"), predomina la metáfora bélica. Así, sobrevuelan estos términos: estrategia, hacer daño, batalla, ataque, contraataque, disciplina, defensa, arrasar, presión, triunfo, etc. En una competición como ha sido la copa del mundo es clara la asociación bélica o épica. Los equipos tienen un capitán, se abrazan para escuchar el himno nacional, se identifican con un color y con los colores de la bandera nacional. En el caso del último partido contra los Países Bajos, los holandeses llevaban el color naranja, que ha sido durante cientos de años los de la casa de Orange, la dominadora de esa nación. Inevitablemente, el resultado recordaba el cuadro "La rendición de Breda", de Velázquez, cuando las tropas holandesas fueron derrotadas por los tercios españoles. El contraste está entre la caballerosidad de la derrota, expresada en el cuadro de "Las lanzas" y el juego violento de los jugadores de fútbol holandeses. Naturalmente, los cronistas nos cuentan el partido desde el punto de vista de los "nuestros". Por ejemplo, si dicen "peligro" o "cuidado" es que el equipo contrario está jugando bien, es mejor que el nuestro.

No entiendo muy bien por qué si el partido se desarrolla en un plano vertical, los cronistas hablan continuamente de arriba y de abajo, de subir y de bajar. Me resulta difícil de entender por qué "arriba" es lo que sucede en el campo contrario. Dado que la palabra "España" se pronuncia tantas veces, de un momento a otro estoy esperando que los cronistas griten "arriba España". En otros siglos se habría dicho "cierra España". Cerrar es tanto como atacar con denuedo.

Un partido de fútbol responde al modelo de lo que se llama "juego de suma cero", es decir, si uno gana, el otro pierde. Esa regla es lo que produce interés, pasión, emoción. Por eso mismo hay que acudir a las metáforas bélicas. Se ven auspiciadas, además, porque se da rienda suelta a una continua violencia simbólica. No me refiero tanto a la de los jugadores como a la de los espectadores. Se gane o se pierda, el insulto es la válvula de escape de los que asisten al espectáculo futbolístico. Ahí es donde se ve que el insulto cumple muchas funciones positivas. Quizá lo más positivo del campeonato mundial de fútbol ha sido la ocasión para que se revitalice la conciencia nacional de los españoles. Más que las palabras, cuenta aquí el lenguaje de los símbolos; por encima de todos, la generalización de la bandera nacional, hasta ahora relegada a los centros oficiales. Desde la guerra de Cuba, hace más de un siglo, no se había presentado otra ocasión en la que se manifestara tan claramente la expresión de la conciencia nacional de los españoles.

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