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Guillermo Dupuy

Humanitarismo con las bestias, bestialidad con los humanos

Quien trata a las personas como animales es quien utiliza a estos como excusa para construir un coactivo molde identitario, un agresivo "hecho diferencial" que disuelve al individuo en la tribu, que es lo más parecido a una ganadería o a un rebaño.

Por lo visto, el presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach, anda muy irritado con la portada del diario El Mundo de este jueves en la que la información sobre la prohibición de las corridas de toros en Cataluña lleva por título Triunfaron los animales y en la que se ilustra con una foto de unos muy sonrientes Montilla y Carod Rovira. Para el dirigente separatista catalán, la portada es nada menos que "indecente" e "impropia de un país que ha luchado por la democracia".

Es evidente que lo que El Mundo ha pretendido denunciar con esa portada es la "bestialidad" que supone, apelando a supuestos derechos de los animales, cercenar la libertad individual de los catalanes a la hora de asistir o no a las corridas. Una denuncia que también queda de manifiesto en la portada con la cita de Gotthold Ephraim Lessing que dice: "¿Cómo se llama el animal más temible? Un sabio contesto: los salvajes le llaman tirano; los mansos, adulador".

Puestos a acompañar con otra cita de este célebre dramaturgo alemán la prohibición y la imagen sonriente de Montilla y Carod, también hubiera sido oportuna la que dice "No es libre el que se ríe de sus cadenas". Y es que la irritación de Benach no nos debería llevar a nadie a engaño. Aquí quien está encadenando y tratando a los ciudadanos como a animales son los que utilizan la ley, no para preservar su libertad, sino para dictaminar lo que los ciudadanos no pueden comer, beber, inhalar, recordar o, como en este caso, contemplar. Aquí, quien trata a las personas como animales es quien utiliza a estos como excusa para construir en Cataluña, o donde fuese, un coactivo molde identitario, un agresivo "hecho diferencial" que disuelve al individuo en la tribu, que es lo más parecido a una ganadería o a un rebaño.

Aquí quien está haciendo un uso torticero e impropio de la democracia es quien la utiliza para dirimir colectivamente lo que deben ser decisiones individuales; y lo hace, además, no en tanto que representante de unos ciudadanos y de un programa politico, sino de una "conciencia" y una "sensibilidad", como todas subjetivas, pero que en este caso se han mostrado tan privilegiadas y despóticas como ignoradas por los ciudadanos hasta el momento de traducirse en voto.

Claro que, ¿qué lecciones de lo que es "decente" o "propio de una democracia" cabe esperar de quienes, en el colmo de la bestialidad con los humanos, han cercenado hasta su libertad linguística?

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