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Pablo Molina

El tándem y el monociclo

Es posible que Trini y Jaime se consideren ganadores, pero la imagen suya pedaleando al unísono con Zapatero empujando detrás no es precisamente la garantía de una victoria segura. Y en Madrid menos aún.

La ministra Jiménez y Lissavetzky afirman ser un tándem ganador para arrebatar la comunidad autónoma y el ayuntamiento madrileños al partido popular. En primer lugar es extraño que una persona viajada como Trini (por utilizar la denominación canónica que se ha impuesto tal vez como estrategia electoral), no haya recurrido al concepto de "ticket" con que los norteamericanos denominan a la dupleta que se presenta a la presidencia y vicepresidencia de la república, mucho más apropiado como símil en un contexto electoral que el de la bicicleta biplaza utilizado por la ministra de Sanidad para referirse a lo suyo con el aspirante a la alcaldía.

En todo caso, es evidente que ambos se postulan como la única esperanza del PSOE de recuperar el poder en la capital de España, aunque para ello haya que obviar algunos inconvenientes democráticos como la necesidad de superar unas primarias sometiéndose al escrutinio de los militantes.

Es francamente, perdón, "realmente" dudoso que el PSOE gane las elecciones autonómicas y al ayuntamiento de Madrid el próximo mes de mayo, sea quien sea el tándem que presente bajo sus siglas. De hecho, la gran Trini ya se pegó un elegante batacazo cuando intentó alcanzar la alcaldía de la capital allá por 2003, si bien es cierto que comparado con lo que le ocurrió a su sucesor en el intento, el también ministro Sebastián, lo de Trini fue un éxito sin precedentes digno de ser incluido en el currículum.

El famoso "tándem ganador" tiene un solo competidor, Tomás Gómez, forzado a correr en solitario en un monociclo, herramienta menos potente pero al mismo tiempo mucho más versátil, especialmente si se trata de recorrer los estrechos vericuetos de las distintas agrupaciones socialistas con cuyos votos es necesario contar para alcanzar la condición de candidato. Ahí habrá que ver la capacidad de maniobra del artefacto biplaza promovido por Zapatero, personaje, además, cuyo mero contacto con cualquier aspirante socialista provoca inmediatamente una caída sustancial en la intención de voto.

Es posible que Trini y Jaime se consideren ganadores, pero la imagen suya pedaleando al unísono con Zapatero empujando detrás no es precisamente la garantía de una victoria segura. Y en Madrid menos aún.

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